Hasta pareciera que alguien les dijo a los alcaldes que llegaran abriendo plaza y sangrando al pueblo. Hasta pareciera que no fueron capaces de buscar otras opciones y se fueron directo a clavarle la uña a la gente, a subir impuestos, a cobrar más caros los servicios y afectar, desde luego, a quienes menos tienen. Así será el 2025, año en que muchos de los alcaldes potosinos harán su agosto a costa de la ciudadanía.
Las iniciativas de Leyes de Ingresos que presentaron los ayuntamientos ante el Congreso del Estado resultaron ser de lo más abusivas. Voraces, diría yo. Los alcaldes se dieron vuelo pidiendo el sol, la luna y las estrellas. Y no, no parece que pidieron mucho para que les dieran poquito, pidieron mucho con toda la intención de que se les cumplieran sus deseos, de que les permitieran cobrar en abundancia. Nadie está mostrando el menor interés por los potosinos, nadie piensa en el impacto tan grande que habrá para la economía de miles de familias.
Muchos dirán que hay fundamentos para buscar más recursos en el pueblo; un ejemplo de ello serían los recortes federales que, sin duda, tienen con el agua hasta el cuello a los ayuntamientos, pero hay manera, hay formas de pedir sin verse tan hambrientos, sin descararse. Tache para los alcaldes si pensaron que la administración pública era revolcarse en dinero. No. Implica buscarle por todos lados para conseguir los recursos que la gente necesita, no sangrar al pueblo.
Les doy ejemplos de esta voracidad obscena de los alcaldes. En Matehuala, el alcalde Raúl Ortega quiso aumentar en un 200 por ciento el predial, luego que se lo negaron, dijo que era un error, que nomás quería el 20, pero si los diputados querían, entonces no sería error. Aumentó el agua, aumentó diversos servicios públicos y, para rematar, pidió un préstamo de 10 millones de pesos con la excusa de que, con ellos, pagará el aguinaldo de los trabajadores.
En Villa de Arriaga las cosas no son tan diferentes; el alcalde reelecto, Chava López, quien en los primeros años de su primera administración tuvo el aval de la gente, ahora se ha convertido en el enemigo número uno de los ciudadanos, pues resulta que también quiere cobrar por el servicio de energía eléctrica y crear un impuesto que deberán pagar todos aquellos que tengan contrato con la Comisión Federal de Electricidad. Ni la burla perdonan.
Lo peor del caso es que los diputados no han dicho ni pío y lo más seguro es que terminarán aprobando los abusos de estos alcaldes. Bonitos representantes tenemos, unos por cobrones y los otros por permitir semejante abuso.
Cavilaciones:
Primera: Ayer, el titular del Instituto de Fiscalización Superior del Estado (IFSE), Rodrigo Lecourtois, entregó su informe 2023 al Congreso del Estado. El hombre trae números históricos; más de dos mil 300 millones en observaciones a entes auditables. Buen trabajo del auditor y su equipo. Por cierto, este felino le pide que ponga atención en los manejos que están haciendo algunos Ayuntamientos con el pago a proveedores, sacrificando, así, los aguinaldos de los empleados.
Segunda: La fuerte contaminación que se concentra en una impresionante nata, acumulada en el norte y poniente de la capital potosina, está pasando de noche para las autoridades ambientales. No hay alertas para la ciudadanía y menos en fin de semana. Sus redes sociales no tienen actividad.
Tercera: Atlético de San Luis está en semifinal ¡Grrrrr!