Hoy 30 de noviembre con gran nostalgia, los habitantes de la cordillera Tének, se organizan para despedir a las almas de los difuntos.
Para despedir a sus difuntos, los habitantes realizan un ritual que consiste en ir a dejar sus arcos y realizar la última ofrenda.
Algunas comunidades van a dejar el arco a los panteones, otras a un árbol que tiene gran significado para ellos, una tradición que se conserva en la cultura Tének.
En la comunidad del Maguey anexo a Ojo de Agua, las personas mayores son reunidas el día 29 por Don Juan Santiago, para ir a buscar las varas, que servirán en la elaboración de la mesa, donde se colocarán las ofrendas el día de San Andrés (30 de noviembre).
El lugar que por años han escogido, es un árbol de mora, que se encuentra en el cruce del camino real.
El lugar donde esta el árbol, era el paso obligado para llegar a la ciudad, lo hacía a pie, a caballo o en carreta, era un ir y venir de gente, que llevaban o traían, productos como: maíz, frijol, calabaza, café o piloncillo.
Además, cuando una persona fallecía, era el paso del cortejo fúnebre para darle cristiana sepultura y, en el árbol de mora hacían un descanso, para después proseguir los deudos hasta el panteón.
El 30 de noviembre a las 10 de la mañana, es la fecha y hora que deben llegar con sus arcos y sus ofrendas.
Un grupo de personas mayores reciben los arcos y en seguida los cuelgan en el árbol.
Don Demetrio, un hombre de 88 años, prende el primer cohetón, para avisar que ya se están despidiendo a las ánimas.
Mientras se cuelgan los arcos,la gente pasan a colocar todo lo que le gustaba al difunto (pan, café, tamales,fruta,aguardiente,dulces)
Una vez reunidos hacen una oración, en seguida Don Demetrio empiezan a tirar los cohetones, dando gracias a los difuntos por haber venido a visitarlos y de uno en uno pasan a recoger las ofrendas.
El último cohetón que tira Don Demetrio, es para avisar que es el final del ritual.
Algunos comentan, aquí nos vemos el próximo año.
De esta manera finalizadas las fiestas de Santorum.