A los dirigentes de Morena no les importa convertir al partido en una especie de basurero donde van a dar muchos de los perfiles apestados de la política, aquellos a los que ya nadie quiere, los que van huyendo o buscando un nuevo hueso o los que, incluso, enfrentan problemas legales por sus presuntos nexos con el crimen organizado. Les gusta jugarle al vivo y, así como han violado la ley en muchas ocasiones, confían en que podrán torcerla cuantas veces quieran para que su santa voluntad se haga efectiva.
Quizá la persona de la que les hablaré no tiene mucha autoridad moral, pero atinó en decir que Morena se está convirtiendo en un lastre para la Cuarta Transformación. Se trata de Sergio Serrano Soriano, el exdirigente estatal del mismo partido a quienes sus, otrora, compañeros han hecho a humillado, relegado y desplazado descaradamente.
Serrano Soriano conoce bien las entrañas de Morena y, por eso, lo que señala tiene mucho fundamento, además de que son temas bastante obvios: Que Morena se ha convertido en un nido de corrupción; claro que sí. Ha recogido a perfiles acusados de incontables delitos, muchos de ellos cometidos a costa del erario, pero ahora los presentan como vírgenes impolutas. Que Morena es una plasta de nepotismo; claro que sí. Rita (la lideresa estatal) es la hermana de Rosa Icela, la secretaria de Gobernación de Sheinbaum; el secretario de Organización, Mario Godoy es hermano de Ernestina, la consejera jurídica de la presidenta y, para rematar, la diputada morenista Jessica López es esposa de Guillermo Morales, delegado del Bienestar. Qué agusticidad.
Como si la corrupción y el nepotismo no fueran suficientes, Morena también se ha convertido en un campo de guerra, donde Rita y Mario se disputan todo lo que pueden. Pareciera que ambos compiten por ver quién tiene la hermana más poderosa.
Como van las cosas, seguramente se van a destrozar y llegarán al 2027 como han llegado a las últimas elecciones; con nada, pero con la suerte de que los votos en cascada los han salvado.
Cavilaciones:
Primera: Por cierto, los caníbales de Morena hicieron correr el chisme de que el diputado Cuauhtli Badillo no asistió a los eventos de la dirigencia nacional, pero lo cierto, es que se contagió dengue. Al final, se trata de tirar popis para todos lados.
Segunda: El ayuntamiento de la capital debería valorar el regreso de los semáforos al cruce de Himalaya con la salida a Guadalajara. Está claro que el remedio salió peor que la enfermedad.
Tercera: Giovanna Argüelles concluye en unos meses su gestión al frente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). Con gran valor y resiliencia, ha soportado la violencia que sobre ella han ejercido personas extorsionadoras que, en disfraces de víctimas, han encontrado el modo de obtener dinero fácil. Pese a todo, mantiene a la CEDH en altos estándares de efectividad. Este felino le pone estrellita a la joven abogada y ombudsperson.