Primero, fue Matehuala a finales de septiembre y, al comienzo de esta semana, Huehuetlán, Tancanhuitz, San Vicente, Tamuín y Tanquián. Parece que el arranque de las nuevas administraciones municipales trae consigo ajustes y reorganización de grupos delictivos que buscan manejar todo tipo de cobros, sometiendo a los recién llegados presidentes o cobrando apoyos que presuntamente les dieron en campaña.
Este gato escuchó audios en los que, agentes de la Guardia Civil, solicitan auxilio desesperadamente al sentirse superados por grupos de civiles armados. Su jefe, el comandante Mar del Ángel, pese a tantos años en la estructura policial del Estado, opera sin estrategia.
El presidente de Huehuetlán, Ramón Martínez Avitud, se volvió viral porque enfrentó a elementos de la Guardia Civil que le marcaron el alto e intentaron interrogarlo porque su camioneta, supuestamente, presentaba impactos producidos por disparos de armas de fuego.
Martínez Avitud, en campaña, mandó a algunos reporteros que le ofrecían publicidad a «arreglarse con los malos», porque ellos tenían, según decía abiertamente, el control de todo. Ganó la elección y ya se ve que anda envalentonado.
El aparente valor del edil, sin embargo, no quita la torpeza con la que los agentes de la Guardia Civil lo abordaron. Si no saben cómo hacer ese tipo de despliegues, es tiempo de que Jesús Juárez les vaya organizando algún curso que incluya auxilio en momentos de crisis.
Si el alcalde de Huehuetlán tiene vínculos con grupos delictivos, hay que seguir la vía legal para que rinda cuentas ante la autoridad correspondiente.
En la Huasteca, el edil de Huehuetlán y su contrincante en campaña, Giovani Márquez, según versiones del pueblo, pertenecen a grupos rivales, pero nadie se atreve a comentar nada porque las consecuencias pueden pagarlas con su vida.
En contra parte, si los policías de Tancanhuitz tenían armas guardadas y por eso los destituyen y los privan de su libertad, sin orden judicial alguna y sin atribuciones, lo único que hace la Guardia Civil es contaminar la situación y darles elementos para que eviten cualquier enjuiciamiento debido a errores de procedimiento.
El gobernador, Ricardo Gallardo, no necesita una crisis de seguridad en los municipios huastecos, en el Altiplano o en la Zona Media. Si a la disputa por el control de los municipios se suma un ingrediente de provocación o agresión de la Guardia Civil, el resultado es negativo, aunque desde la Secretaría de Seguridad se tengan buenas intenciones.
El horno no está para bollos, si los alcaldes tienen vínculos con grupos delincuenciales, debe haber un trabajo más fino y debe desplegarse una estrategia con algo más que un Rambo desorientado como Mar del Ángel que parece haberse convertido en un José Luis Urban de juguete.
Cavilaciones:
Primera: Clara María Castro, alcaldesa de Axtla de Terrazas que ganó por un voto, de origen priísta, visitó al gobernador, Ricardo Gallardo, este martes. La presidenta lució una blusa verde intenso, lo que hace sospechar que está a medio segundo de renunciar al PRI para engrosar las filas del partido del gallardato.
Segunda: A propósito de priístas, la que anda que no la calienta ni el sol es Sara Rocha, que también está a nada de perder a Enrique Galindo, el mayor activo que tiene el PRI en San Luis Potosí. Sara no está soportando que quede en evidencia el mal trabajo que ha hecho al frente del tricolor.
Tercera: La próxima semana, dicen, habrá cambios en las delegaciones del Gobierno Federal. El subsecretario de gobernación, Juan Ramiro Robledo, ya le pasó una lista de nombres a la superpoderosa paisana, titular del ramo, Rosa Icela Rodríguez ¡Miau!
