Islandia, conocido por sus paisajes extremos y volcanes, atrae a miles de visitantes de todo el mundo y, entre ellos, resalta la comunidad de buzos, mismos que aprovechan el impresionante destino de la Falla de Silfra para sumergirse en un lago separado por las placas tectónicas de Eurasia y América del Norte.
Ubicada en el Parque Nacional Thingvellier, la Falla de Silfra está al sureste del país y es uno de los principales destinos turísticos durante el verano. Las aguas heladas tienen temperaturas que oscilan entre los 2 y 3 grados centígrados, pero en el interior, se vislumbran espectaculares paisajes con rocas sumergidas con cavidades de hasta 60 metros de profundidad.
De acuerdo a los científicos, las placas se separan cada año aproximadamente dos centímetros y eso es notorio al bucear en las rocas ubicadas al norte del lago Thingvallath. La visibilidad bajo el agua puede llegar alcanzar hasta los 100 metros, esto refleja la claridad del agua y permite a los buzos llegar a una gama de colores en tonos azules profundos, naranjas, verdes, e incluso, en algunas zonas ver la arena del fondo.
Cabe señalar que la formación de esta falla se remonta a más de 200 años atrás y es resultado de un terremoto que permitió el deshielo del glaciar Langjökull.
