Un misil disparado por los rebeldes hutíes de Yemen impactó este domingo en el centro de Israel, sin dejar víctimas pero avivando las tensiones en la región. El ataque, dirigido a una posición militar en la ciudad portuaria de Jaffa, cerca de Tel Aviv, se enmarca en la creciente solidaridad del grupo yemení con el movimiento palestino Hamas, a casi un año de la ofensiva israelí en Gaza. El ejército israelí confirmó que el misil cayó en una zona abierta y probablemente se desintegró antes de causar daños mayores.
En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió que los responsables pagarían “un alto precio” por lo que describió como un «intento de hacer daño» a Israel. A pesar de que no se registraron heridos, la acción aumentó el temor de una expansión del conflicto armado en Medio Oriente, mientras los hutíes advertían sobre nuevos ataques, destacando el uso de un «nuevo misil balístico hipersónico».
Hamás no tardó en celebrar la ofensiva, en tanto que uno de sus líderes, Osama Hamdan, destacó que el ataque subraya los «límites» de las defensas israelíes. Este hecho pone de relieve la conexión entre los movimientos rebeldes en Yemen y la lucha palestina, en vísperas del primer aniversario de la operación del 7 de octubre, que desató la última escalada de violencia entre Israel y Gaza.
Israel ya había sufrido un ataque con dron por parte de los hutíes en julio, que resultó en la muerte de un civil. En represalia, Tel Aviv bombardeó el puerto de Hodeida, controlado por los rebeldes yemeníes. Las sirenas de alerta en Tel Aviv y las imágenes de personas corriendo hacia refugios vuelven a recordar la constante amenaza que enfrenta la región ante un conflicto cada vez más complejo y extendido.
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