Más que considerarla una enorme mentira o “la frase del sexenio” de un criticado y aplaudido presidente, creo que es útil examinarla como una buena muestra de hasta dónde puede llegar con tantas falsedades una autoridad legalmente constituida. Esto resulta lamentable … y no deja de ser un peligro, aunque en la política real se tienda a favorecer las mentiras sobre las verdades.
Claro, mentiras ha habido en todos los gobiernos, pero nunca fueron tantas y tan graves en eventos oficiales o en publicidad gubernamental y partidista, al grado de que muchos críticos o aplaudidores se acostumbran a ellas. Más allá de un problema de mitomanía, debe verse como un autoengaño a fin de engañar a los demás, de tal manera que no puedan distinguir lo cierto de lo falso y se facilite eludir las consecuencias de errores o fracasos.
Unos se acostumbran a mentir y luego no se dan cuenta cuando lo hacen, o más bien prefieren no pensar en ello. Hay aquí una distorsión de la personalidad, y también una estrategia deliberada en la que cualquier límite o reticencia sólo estorbaría.
Sin pretensiones intelectualoides, se deben valorar las más graves implicaciones hoy y a futuro. Arrasa una gran mentira para resolver esto: ¿Quién miente, el presidente de la República o los críticos que estos años hemos denunciado sus falsedades e ineptitudes? Algunos dicen que tenemos una fobia malsana o un insalvable problema ideológico o acaso un interés perverso por recuperar privilegios. ¡Ni madres! Se trata de datos duros.
El ejemplo viene a ser esta afirmación (textual): “El sistema de salud universal y gratuito IMSS-Bienestar ya es el más eficaz en el mundo. Dije que iba a ser el mejor, como el de Dinamarca. Pero no, no es como el de Dinamarca, es mejor”.
Lo citado no sólo es absolutamente falso, como podemos comprobar cada día en persona o con índices internacionales (lugar 120 entre 140 países, frente a la posición 1 de Dinamarca en acceso equitativo a servicios médicos de calidad), sino que se dijo en el solemne acto oficial del Informe Presidencial en la plaza pública más importante de la nación. También es inaudita esta burla tan cruel e irresponsable ante el agravamiento de tantos dramas de salud estos años. Y, oigan, que lo acepten y aplaudan sus partidarios… sobre todo, su inminente sucesora que entonces no tendría nada qué hacer para revertir el deplorable desastre.
Se podrá intentar cualquier explicación posterior, pero nunca olvidemos que México no ha tenido aquí un líder confiable ni bien intencionado, además de que nos sigue comprometiendo al querer perpetuarse. Sus falsedades son continuas e ilimitadas (en seguridad, educación, energía, grandes proyectos…) y los peores casos deben ser sancionados o corregidos para que se puedan contrarrestar sus atroces consecuencias.
Con sus promesas o supuestos logros, vemos que un caudillo falsea sin límites lo fundamental, y tiene efectos muy negativos al quedar impune: no rinde cuentas que puedan servir para tener mejores gobiernos en el futuro. Se ha aferrado a sus promesas inviables y mentiras descaradas, con lo que todo se vuelve aún más absurdo y menos manejable. No escucha, y tampoco corrige o permite que se corrija a futuro… con secuelas funestas.
Cuando se vaya este popular embaucador, igual dejará un legado a partir de iniciativas falaces y no bien sustentadas ni debatidas, que podrán dar la puntilla a la economía y perjudicar por muchos años al confundir, desalentar y empobrecer a la mayoría de la población. Esto no se debe aceptar.
¿Qué inversionista extranjero va a confiar en lo que dicen o hacen los seguidores de este engañoso personaje? ¿Entendemos qué significaría para México perder el grado de inversión?
* LA FORZADA REFORMA AL poder Judicial se ve confirmada como una aberración destructiva y contraproducente para el estado de Derecho que requiere el país. Miren, son terribles las responsabilidades históricas del tristemente célebre Ricardo Monreal, además de las implicaciones para otros diputados actuales o anteriores como Sergio Gutiérrez, Ignacio Mier y el potosino Juan Ramiro Robledo… todos ellos, instrumentos de un tenaz mentiroso que ha sido reforzado por la mayoría de los consejeros y magistrados de los órganos electorales.
@cpgarcieral
