En su última campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador hablaba de un tigre, uno que se encontraba atado y dormido, pero que podía despertar en cualquier momento para reclamar la atención que se le había negado durante décadas, que podría ser un riesgo para los grupos de poder que hacían y deshacían a su antojo. El tigre, al final, llevó a El Peje a ganar la Presidencia de la República en 2018.
Durante su gobierno, AMLO supo mantener al tigre contento, o al menos a una parte importante de él. Los programas sociales le fueron de ayuda, le permitieron transitar pacíficamente y lo salvaron de muchos zarpazos, de ataques repentinos. El tigre estuvo bien, cómodo (algunos dirían que engañado), tanto que no fue amenaza para el gobierno.
Lo que López Obrador no previó es que había más tigres y que aquel que le dio su apoyo no era el único. Es cierto, estos tigres son un poco desorganizados, aunque racionales y experimentados, no han sido capaces de presentar un proyecto que represente una verdadera oposición al proyecto de la Cuarta Transformación; así, El Peje se ha consagrado como domador supremo. Tanto que ha sido capaz de controlar al tigre de enfrente… o, al menos, eso es lo que parecía.
Conforme avanzó el gobierno cuatroteísta, el otro tigre, el que no quiere a AMLO, fue despertando, se fue haciendo fuerte y tuvo algunas victorias; por ejemplo, impidió que Yasmín Esquivel llegara a la Presidencia de la Suprema Corte y frenó de tajo algunas reformas que planteó el Ejecutivo Federal. Así, fue ganando terreno. Ahora, con la efervescencia social que se ha generado por la propuesta de reforma al Poder Judicial, aquel tigre que no atinaba a dar un zarpazo efectivo, se ve más vivo que nunca.
El tigre está rugiendo y se ha hecho presente con movilizaciones en todo el país, con reclamos bastante válidos, se muestra más racional que la 4T, porque reconoce la necesidad de cambios, pero insiste en la importancia de que haya diálogo y apertura para que el beneficio sea real.
El otro tigre no está vencido, aunque pareciera que la batalla ya está perdida. AMLO, a quien le queda menos de un mes como presidente, debería estar atento y no confiarse, porque el tigre puede soltarse y darle un buen susto.
Cavilaciones:
Primera: La gente rumora que alguien del pueblo ya es un gran facturero. Este felino les deja el nombre de tarea. Un tip: comienza con A.
Segunda: El exalcalde capitalino, Xavier Nava Palacios, anda presumiendo que se reunió hace unos días con la mismísima presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo. No pos… ¡Miau!
Tercera: El caso del doctor Miguel Ángel Lutzow es la primera prueba de fuego para la fiscal, Manuel García Cázares. Parece que no tienen pruebas reales para mantener en prisión al exsecretario de Salud. Aun así, el juez le dictará sentencia en 10 días.