Aquel sueño que muchos concibieron como un medio para impulsar el desarrollo de Villa de Pozos, una demarcación que, decían, estaba relegada, abandonada y en pésimas condiciones, se ha convertido en una verdadera pesadilla y es que no terminan de arreglar un problema cuando ya se andan metiendo en otro. Todavía no se tiene la plena certeza de que la municipalización es un hecho, cuando ya se enfrenta el dilema de quién y cómo lo habrá de gobernar.
Hay que recordar que los diputados han sudado la gota gorda porque pensaron las cosas serían fáciles y que podrían manejar la ley a su antojo para consumar la declaratoria, quizá tendrían que simular un poco, pero nada grave. No contaban con que, en el camino, se enfrentarían a una larga lista de obstáculos y amparos que truncaron el sueño y que, por más que echaron maromas y sacaron sus mejores pantominas, parecía que no, que no y que no. No se podía.
Fue ahí donde el sueño se tornó turbio y todo se complicó. El sueño tomó aires de pesadilla porque ya no pudieron reportar buenas cuentas al jefe y el proyecto político también se vio afectado, tanto que no se pudieron celebrar elecciones para elegir a su primer alcalde el pasado 2 de junio. Ahora, la conformación de un Concejo Municipal es el punto cúspide de ese sueño amargo, de la pesadilla que termina por quitarles el sueño.
Los diputados dicen que ya están listos para nombrar a los concejales luego de que se repartieran posiciones de acuerdo con los votos obtenidos en el pasado proceso, pero hay un nuevo inconveniente; pensaban hacerlo por la vía de acuerdos partidistas, es decir, los líderes de cada partido dirían Fulano y Mengano me representarán. El chiste, sin embargo, excluía cínica y descaradamente a los ciudadanos del nuevo municipio.
Ante el abuso, los vecinos no se quedaron de brazos cruzados y exigieron ser tomados en consideración. A fin de cuentas, tienen el derecho de elegir a sus representantes populares, mismo que les está siendo negado. La ley parece favorecerles una vez más, por lo que se sienten confiados en que podrán impulsar los recursos que necesiten para hacer valer sus derechos. De hacerlo, estarían dando un nuevo revés a una legislatura ya de por sí vapuleada.
A estas alturas, este sueño, esta pesadilla, parece una competencia para ver de qué cuero salen más correas y, del lado del pueblo, por lo menos han salido las suficientes como para poner en aprietos a los diputados y meterles un buen susto, para arruinar sus planes, pues.
Cavilaciones:
Primera: Al Gato Filósofo le llegó un derecho de réplica del diputado local electo, Carlos Arreola. Según dice, no debe pensión alimenticia de su hija y se hace responsable de sus obligaciones. Pos ni que fuera Nodal ¡Miau!
Segunda: Que el que anda poniendo gorro a todo mundo es el diputado federal, también electo, Salomón Rosas. Su estilo jocoso y barroco, metichón y tenebroso, anda colmando la paciencia a algunos morenos, de por sí, de sangre caliente. Este felino hará un rastreo especial para ver qué es lo que anda haciendo don Salo que, además, quiere meter las narices en la próxima legislatura local donde su hijo será diputado.
Tercero: La secretaria del bienestar, Adriadna Montiel, viene a San Luis Potosí el fin de semana y tendrá un evento con los defensores de la Sierra de San Miguelito ¡Grrr!