Oriente Próximo enfrenta una escalada de tensión aún más grave. Además de los continuos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, el asesinato del líder de Hamás, Ismael Haniyeh, en territorio iraní, presuntamente con la participación de agentes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), un grupo paramilitar y de inteligencia iraní, ha sido el catalizador de esta situación.
Aunque diversos líderes y portavoces internacionales, como el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, han pedido a las partes evitar una escalada, parece que esta es inevitable. Blinken también ha señalado que una ofensiva iraní podría ocurrir en las próximas 24 o 48 horas.
Irán considera el asesinato una humillación y niega la participación de sus agentes del CGRI, pero al mismo tiempo se prepara para una ofensiva contundente contra Israel, coordinada con otros opositores de Tel Aviv.
Israel enfrenta múltiples frentes en el conflicto. Además de Irán, Hizbolá ha anunciado represalias por el asesinato de un alto oficial del grupo paramilitar chií libanés en Beirut el 30 de julio. Asimismo, los hutíes también buscan vengarse debido a un ataque aéreo israelí del 20 de julio que impactó objetivos militares hutíes en Yemen.
Irán planea coordinar una operación conjunta, según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que involucraría a Hizbolá libanés, los hutíes y las milicias iraquíes respaldadas por Irán, con el objetivo de realizar ataques coordinados contra Israel y colapsar sus defensas.
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