La percepción de un pitido constante en los oídos es una experiencia desconcertante que afecta a una parte significativa de la población. Esta molestia, conocida como acúfenos o tinnitus, puede convertirse en un problema serio para quienes la padecen. Aunque la creencia popular sugiere que escuchar un pitido significa que alguien está hablando de nosotros, la realidad es que los acúfenos tienen una base médica y pueden ser indicativos de un trastorno real en el sistema auditivo.
Los acúfenos se caracterizan por la percepción de un sonido que no proviene de una fuente externa, sino que solo es escuchado por la persona afectada. Según el Dr. Albert Codina, otorrinolaringólogo del Hospital Clínic Barcelona, los sonidos pueden variar desde un latido del corazón hasta pitidos o ruidos similares a un motor. Este problema puede presentarse en uno o ambos oídos y afecta entre el 10% y el 15% de la población general, con cifras que aumentan hasta el 43% en personas mayores.
Existen dos tipos principales de acúfenos: el agudo y el crónico. El acúfeno agudo aparece repentinamente y puede desaparecer si se trata la causa subyacente. En contraste, el acúfeno crónico es persistente y puede ser una afección de largo plazo.
El Dr. Codina explica que los sonidos de los acúfenos pueden ser objetivables, como el latido del corazón, o no objetivables, como el típico pitido. La causa exacta de los acúfenos sigue siendo desconocida, pero se han propuesto varias teorías. Una de ellas sugiere que los acúfenos pueden ser resultado de un desequilibrio en las señales eléctricas entre el cerebro y las células auditivas, lo que lleva a la generación espontánea de señales auditivas por las neuronas auditivas.
El riesgo de desarrollar acúfenos aumenta con la pérdida de audición, la cual puede ser causada por una exposición prolongada a ruidos fuertes. Ignacio Berdejo, técnico de audiometrías del Hospital Clínic, subraya la importancia de proteger los oídos en entornos ruidosos para prevenir daños auditivos. Otros factores de riesgo incluyen enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco, y ciertos medicamentos.
Aunque no existe una cura definitiva para los acúfenos, se pueden mitigar sus síntomas mediante varios enfoques. Las prótesis auditivas pueden ser efectivas, especialmente para quienes también sufren de pérdida de audición. La terapia cognitivo-conductual también ofrece estrategias para manejar el impacto psicológico de los acúfenos, ayudando a reducir el estrés asociado y mejorar la calidad de vida.
Además, los especialistas recomiendan enmascarar el ruido con sonidos externos durante la noche, evitar alcohol y cafeína, descansar adecuadamente, hacer ejercicio y practicar técnicas de relajación.
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