La cultura de la limpieza y correcto desecho de resíduos quedó reprobada para los potosinos durante las lluvias de estos últimos días, puesto que el agua sacó a flote las toneladas de basura que conductores y peatones arrojan a las calles. En el Centro Histórico, el agua se acumuló rápidamente debido a los drenajes tapados por las actividades comerciales en los mercados.
Las lluvias no han parado en San Luis Potosí y el agua le ha regresado la vida a la gran mayoría de zonas verdes, sin embargo, en el primer cuadro de la ciudad -un punto completamente urbano-, la historia es distinta. Las precipitaciones causaron severas inundaciones que colapsaron la vialidad, tanto vehicular como peatonal.
Los dos puntos más importantes de acceso al Centro Histórico, la avenida Universidad y el puente Manuel José Othon, quedaron bajo el agua, pues el líquido se acumuló tanto que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana determinó que estos puntos eran intransitables, pues los vehículos podrían sufrir graves daños por el estancamiento del agua.
En el caso especial del desnivel ubicado a un costado del templo del Montecillo, el agua superó los tres metros de altura, pues las condiciones geográficas condujeron grandes cantidades de agua hasta este lugar. Pero no sólo el líquido de las precipitaciones fue arrastrado, toneladas de basura también se acumularon en este puente.
Calles más adelante, en el Pasaje Hidalgo, el agua superó, según algunas versiones, los 10 centímetros de altura, imposibilitando el tránsito peatonal y causando la inundación de varios locales en la zona. El líquido permaneció muchas horas en este lugar, puesto que los drenajes no funcionaron adecuadamente para vaciar todos los litros acumulados.
Las evidencias son claras y contundentes. Luego de que la lluvia paró y el agua comenzó a descender, el puente Manuel José Othón reveló las toneladas de desechos acumulados. Envases desechables de bebidas, bolsas con desechos orgánicos, cubiertos desechables, latas de aluminio, vasos y platos de uniciel, papeles, cartón y hasta madera, lo que quedó en el suelo a simple vista, exhibiendo la inconsciencia y la poca cultura de desecho de residuos de los potosinos.
En el caso de los drenajes, es cierta la necesidad de mantenimiento por parte de las autoridades, que deben destapar estas estructuras de recolección de agua. Sin embargo, cabe mencionar que es la basura que los peatones arrojan a la calle y los desechos orgánicos que locatarios de mercados y carnicerías tiran a las coladeras los que terminan tapando los drenajes.
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