¡Me retiro! Cierro mi ciclo, pero México queda en muy buenas manos; dijo el presidente, Andrés Manuel López Obrador, durante, su gira de despedida en San Luis Potosí donde relevó: «Ando mal de la carrocería, pero me pusieron motor nuevo» aludiendo socarronamente a los problemas de salud que le aquejan, que se le reflejan en el voluminoso vientre, inflamado desde hace algunos meses, pero también, en alusión al poder político que cree que mantendrá durante el gobierno de Claudia Sheinbaum.
López Obrador hizo un recorrido por la historia de México con enfoque en San Luis Potosí, pasó por Benito Juárez, Ponciano y Camilo Arriaga y Graciano Sánchez, creador de la CNC. Remató con Salvador Nava.
Fue y vino por los caminos de la historia y, en algún momento, un tanto distraído, se refirió a Claudia Sheinbaum como próxima gobernadora, luego reculó y corrigió. Presumió los niveles de doctorado que tiene la futura presidenta de México y el secretario de Hacienda, quien vino a decir que a China le compramos miles de millones de dólares en mercancías, pero ellos no nos compran nada.
AMLO se va, pero le deja encargado a su sucesora, concretar las rutas de trenes de pasajeros como la México-SLP-Laredo y minimizó críticas de salida, porque, dijo, «entre más me golpean, más digno me siento». Me voy contento aseguró entre porras y vítores de verdes y morenos que, por cierto, supieron comportarte, cada uno en su corral.
¡Buen viaje a La Chingada, presidente!
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