En ocasiones nos encontramos con personas cuyas historias de vida parecen sacadas de una novela o película, tan increíbles que resulta difícil creerlas. Estos individuos podrían sufrir de mitomanía, un trastorno en el cual la mentira compulsiva se convierte en una parte central de su día a día.
Según Maricarmen Jiménez Colín, doctora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM, la mitomanía, también conocida como pseudología fantástica, implica la creación de mentiras extensas y complejas que pueden perdurar durante años. Este comportamiento no siempre tiene la intención de dañar, sino que a menudo surge como una forma de protegerse de experiencias dolorosas o de elevar la autoestima.
- Mentiras frecuentes y elaboradas: Los mitómanos inventan historias detalladas que pueden abarcar desde logros personales hasta eventos dramáticos.
- Inconsistencias en las historias: Con el tiempo, las narrativas de un mitómano pueden presentar inconsistencias y cambios en los detalles, revelando su falta de veracidad.
- Reacción ante la confrontación: Frente a la verdad, los mitómanos pueden volverse defensivos o intentar crear nuevas mentiras para sostener su falsa realidad.
- Búsqueda constante de atención: Buscan constantemente la admiración y reconocimiento de los demás, exagerando sus logros y experiencias.
- Falta de remordimiento: A diferencia de quienes pueden sentir culpa por mentir, los mitómanos rara vez muestran arrepentimiento por sus acciones.
- Relatos dramáticos y emocionantes: Sus historias suelen ser excesivamente dramáticas y emocionantes, diseñadas para captar la atención de quienes los rodean.
- Dificultad en las relaciones: Las mentiras crónicas dificultan establecer relaciones saludables y duraderas, generando desconfianza y aislamiento social.
El tratamiento para la mitomanía suele incluir terapia cognitivo-conductual, que ayuda a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento asociados con la mentira compulsiva. Es esencial brindar apoyo y comprensión a las personas con este trastorno, ayudándolas a abordar las causas subyacentes y aprender a comunicarse de manera más honesta y saludable.
Si sientes que podrías estar lidiando con la mitomanía o conoces a alguien que podría tener este trastorno, es fundamental buscar ayuda profesional. Abordar este comportamiento de manera temprana puede mejorar significativamente la calidad de vida y las relaciones personales del individuo afectado.
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