Alyson Chun, subdirectora de los programas de Deportes de Aventura y Recreación de la Universidad de Stanford, destaca que el senderismo no solo fortalece la salud cardiovascular y musculoesquelética, sino que también reduce la ansiedad, la depresión y el riesgo de enfermedades como las cardiacas, hipertensión, diabetes y obesidad.
Según Rami Hashish, fisioterapeuta del Instituto Nacional de Biomecánica de Estados Unidos, el senderismo es una actividad accesible y con menor riesgo en comparación con otras actividades al aire libre, siendo adecuada para personas de diferentes niveles de condición física.
Desde el punto de vista físico, el senderismo fortalece el tejido pulmonar y el músculo cardiaco, mejorando la salud cardiovascular y respiratoria. Además, se ha asociado con una pérdida de peso más efectiva que otros ejercicios, así como con la normalización de los lípidos sanguíneos y las lipoproteínas.
En cuanto a los músculos, el senderismo activa diversos grupos musculares como los cuádriceps y las pantorrillas, contribuyendo a una mejor condición física general.
Desde el punto de vista mental, caminar en la naturaleza ha demostrado reducir significativamente los niveles de estrés y mejorar la cognición, la memoria y la resolución de problemas. Solo 30 minutos de caminata en un entorno natural pueden reducir hasta un 28% los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
En resumen, el senderismo no solo es una forma de ejercicio, sino una práctica que conecta con la naturaleza y beneficia integralmente al cuerpo y la mente. Ya sea para fortalecer la salud física, reducir el estrés o mejorar la función cognitiva, esta actividad es una invitación abierta a explorar y cuidar de nuestro bienestar de manera natural.
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