A una altura de 4,260 metros sobre el nivel del mar, la cima del Nevado de Colima se alza como una de las cinco cumbres más importantes de México. Este reto es una experiencia única para quienes se atreven a enfrentarla. La cima no es para todos; los especialistas recomiendan esta aventura para mayores de 15 años, sin límite máximo de edad. Julia González, guía especializada de Viventour Colima, explica que la altura puede causar síntomas como dolor de cabeza y mareo, conocidos como “mal de montaña”.
El Parque Nacional Volcán Nevado de Colima es un área natural protegida con una extensión de más de 6,500 hectáreas, localizada en los límites entre Jalisco y Colima. A una distancia de 5 kilómetros en línea recta se encuentra el Volcán del Fuego, con una altura de 3,800 metros. El recorrido de Uno TV comenzó muy temprano, poco después de las 6 de la mañana. Se requiere buen calzado y un sistema de tres capas de ropa: poliéster, polar y un rompevientos o impermeable. Nunca hay que olvidar el casco.
Existen varias rutas para subir: la ruta J para expertos y Las Antenas para principiantes. El recorrido no es sencillo, y muchos piensan en rendirse a medio camino. Rafael Romero, un brigadista, afirma: “La montaña te hace ver lo pequeño que eres comparado con la naturaleza, te baja mucho tu ego, te hace ver que no eres nada comparado contra la naturaleza”. Después de un recorrido de más de 4 horas, alcanzar la cima parecía imposible, pero se logró. Laura Lanuza, integrante del grupo con el que Uno TV ascendió al coloso, exclamó: “Lo logré, se pudo. Finalmente se pudo, pero sí es muy retador, pero si yo pude, puede todo el mundo”.
Subir al Nevado de Colima se considera alpinismo debido a que supera los 3,000 metros. El senderismo en este Parque Nacional creció después de la pandemia, pues la gente busca espacios abiertos. La mejor temporada para visitarlo es de octubre a mayo, antes de las lluvias. Durante el invierno, se necesita equipo especializado para nieve. Al llegar a la cima, los visitantes pueden escribir en la libreta de testimonios que se encuentra en una caja, dejando constancia de su hazaña. El Nevado de Colima no solo ofrece un reto físico, sino también una conexión profunda con la naturaleza y una oportunidad para reflexionar sobre la pequeñez del ser humano frente a la majestuosidad de la montaña.