La miocarditis puede ser causada por infecciones, medicamentos, sustancias químicas o enfermedades inflamatorias. Las causas más comunes incluyen:
- Virus: Como los adenovirus, COVID-19, hepatitis B y C, parvovirus, virus del herpes simple, echovirus, virus de Epstein-Barr, rubéola y VIH.
- Bacterias: Estafilococos, estreptococos y bacterias que causan difteria y la enfermedad de Lyme.
- Parásitos: Tripanosoma cruzi y toxoplasma, causantes de la enfermedad de Chagas.
- Hongos: Infecciones por levaduras (candidiasis vaginal), mohos (aspergillus) e histoplasma.
Además, ciertos medicamentos (como algunos antibióticos y anticonvulsivos), la exposición a sustancias químicas o radiación, y enfermedades inflamatorias como el lupus y la arteritis de Takayasu también pueden provocar miocarditis.
La miocarditis puede llevar a serias complicaciones si no se trata adecuadamente, como:
- Insuficiencia cardíaca: El corazón se debilita y no puede bombear sangre eficientemente.
- Ataque cardíaco o accidente cerebrovascular: Los coágulos formados en el corazón pueden bloquear arterias.
- Arritmias: Ritmos cardíacos irregulares que aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular.
- Muerte cardíaca súbita: Arritmias graves pueden provocar paro cardíaco súbito.
El tratamiento puede incluir medicamentos, procedimientos o cirugías para manejar los síntomas y prevenir complicaciones.
Aunque no existe una forma específica de prevenir la miocarditis, se pueden tomar medidas para reducir el riesgo de infecciones:
- Evitar el contacto cercano con personas enfermas.
- Lavarse las manos regularmente.
- Evitar comportamientos riesgosos: Practicar sexo seguro y no usar drogas ilícitas.
- Vacunarse: Mantenerse al día con las vacunas recomendadas, incluidas las de COVID-19, gripe y rubéola.
La miocarditis es una condición seria, y la prevención es clave para mantener la salud del corazón. Habla con tu proveedor de atención médica sobre los beneficios y riesgos de las vacunas y otras medidas preventivas.
Seguiremos informando.
