La semaglutida ha demostrado ser prometedora en ensayos clínicos, con resultados que muestran una reducción significativa del peso corporal en comparación con placebos. Además, se ha observado que reduce el riesgo de problemas cardiovasculares, lo que lo convierte en un avance revolucionario en el tratamiento de la obesidad.
Sin embargo, su uso para este propósito no está oficialmente aprobado y puede conllevar efectos secundarios no deseados, como problemas gastrointestinales y pérdida de masa muscular. A pesar de estas preocupaciones, su creciente popularidad ha generado un cambio en los hábitos de consumo, como lo demuestra una investigación en Estados Unidos.
Los compradores de Ozempic han reducido la cantidad de calorías y productos que adquieren en sus visitas al supermercado, lo que podría indicar un cambio más amplio en los hábitos alimenticios de la población. Este fenómeno podría extenderse a otros supermercados y restaurantes, ya que las personas que consumen este medicamento tienden a optar por alimentos menos calóricos.
Aunque aún es pronto para predecir el impacto completo en el consumo, la industria está atenta a cualquier cambio en los hábitos de los consumidores, lo que sugiere que los medicamentos como Ozempic podrían tener un efecto significativo en la industria alimentaria en los próximos años.