Un informe de la ONU destaca el grave peligro que representa el comercio ilegal de fauna salvaje para la salud pública mundial, advirtiendo sobre el riesgo de transmisión de nuevas enfermedades a los seres humanos.
El Informe Mundial sobre Crímenes contra la Vida Silvestre, publicado por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, resalta la preocupación sobre la posibilidad de que enfermedades zoonóticas salten de animales a humanos debido al tráfico ilegal de fauna y flora.
El documento subraya que el aumento del tráfico ilegal de fauna silvestre, facilitado por la globalización del comercio y los viajes, aumenta significativamente las posibilidades de transmisión de enfermedades de animales a humanos, con consecuencias potencialmente devastadoras.
Este tema cobró relevancia en 2020 con la pandemia de COVID-19, que se sugirió que podría tener vínculos con mercados en China donde se vendían animales salvajes para consumo humano. Aunque las investigaciones sobre el origen de la enfermedad no han llegado a conclusiones definitivas, el informe destaca que la mayoría de los estudios apuntan a un origen zoonótico del coronavirus.
Un análisis de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reveló que la mayoría de las enfermedades emergentes provienen de animales domesticados o como resultado de la alteración humana de hábitats naturales. Sin embargo, también advirtió sobre la emergencia de enfermedades y patógenos humanos derivados del comercio ilegal de fauna silvestre.
El informe destaca que el comercio ilegal evita las medidas de control destinadas a reducir los riesgos, como las inspecciones fronterizas y las cuarentenas, lo que lo hace aún más peligroso que el comercio legal.
En las incautaciones mundiales de tráfico ilegal de animales salvajes, se han detectado ejemplares asociados con 11 enfermedades «prioritarias» para la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideradas de alto riesgo para la salud pública debido a su potencial epidémico y la falta de contramedidas suficientes.
El análisis de las incautaciones globales entre 2011 y 2020 identificó especies de 31 familias de mamíferos, aves y reptiles asociadas con estas enfermedades prioritarias, subrayando la urgente necesidad de abordar el comercio ilegal de fauna silvestre para proteger la salud pública mundial.