El Papa Francisco visitó la cárcel femenina de Venecia, donde resaltó la importancia de que el sistema penitenciario brinde a los presos «espacios de crecimiento» a nivel humano, espiritual, cultural y profesional.
A pesar de los problemas de hacinamiento, falta de infraestructura y casos de violencia en las cárceles, el pontífice argentino consideró que la prisión puede ser un lugar de renacimiento moral y material, donde se fomente la dignidad de las personas a través del respeto y el desarrollo de sus talentos.
Tras su visita a la cárcel, el Papa Francisco elogió el papel del arte en la lucha contra el racismo, las desigualdades y otros problemas sociales. En la capilla del penal, donde se encontraban los artistas que colaboraron en el pabellón de la Santa Sede, el pontífice advirtió sobre el riesgo de que el mercado «vampirice» la creatividad artística, instando a distinguir entre el arte y su comercialización.
Francisco destacó la necesidad de que el arte contemporáneo abra nuestra mirada y reconozca la contribución de las mujeres como protagonistas de la aventura humana.
Durante su discurso en la cárcel, el Papa recordó a las presas que «nadie puede quitar la dignidad a una persona» y exhortó a no aislar la dignidad de los presos, sino a brindarles nuevas posibilidades. En el pabellón de la Santa Sede, titulado «Con sus ojos», se reflexiona sobre el dolor y el estigma de las mujeres dentro y fuera del penal, con obras de artistas como Maurizio Cattelan, Claure Fontaine y Bintou Dembélé, en colaboración con las reclusas.