La experiencia del déjà vu, esa sensación desconcertante de estar viviendo algo que ya hemos experimentado, ha fascinado a la humanidad durante siglos. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno intrigante?
La expresión francesa «déjà vu», que literalmente significa «ya visto», ha sido objeto de estudio y debate desde tiempos antiguos. Desde los escritos del filósofo San Agustín en el siglo V hasta la primera aparición del término en la comunidad científica por parte del neurólogo F.L. Arnaud en el siglo XIX, el déjà vu ha intrigado a filósofos, científicos y pensadores por igual.
Los científicos creen que el déjà vu puede surgir de una colisión entre dos corrientes de conciencia: el reconocimiento de una situación actual junto con la sensación de que es un recuerdo inexacto. Esta desconcertante experiencia puede deberse a una percepción dividida, donde el cerebro procesa una visión dos veces debido a distracciones o interrupciones en la atención.
La neuropsicóloga Alba María García explica que el déjà vu puede estar relacionado con un fallo en el procesamiento de la memoria en el lóbulo temporal del cerebro. Este fenómeno sugiere que la información se organiza en tres etapas: memoria de trabajo, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. Cuando estas etapas se descontrolan, pueden surgir sensaciones de déjà vu.
El estudio del déjà vu también arroja luz sobre el funcionamiento del cerebro y sus implicaciones neurológicas. En personas con afecciones neurológicas como la epilepsia, se observan alteraciones en los circuitos de la memoria. Por otro lado, en personas «sanas» que experimentan el déjà vu, las alteraciones se encuentran en los circuitos emocionales del cerebro.
Aunque la sensación de déjà vu es universal, su comprensión sigue siendo un desafío. Desde el funcionamiento de la memoria hasta las implicaciones neurológicas, este fenómeno fascinante nos recuerda la intrincada complejidad de la mente humana y la constante búsqueda de respuestas en el vasto paisaje de la conciencia.
Seguiremos informando.