
En México, la Semana Santa no solo se celebra con fervor religioso, sino también con tradiciones arraigadas que dan color y peculiaridad a las festividades. Una de ellas es la quema de Juditas, muñecos de cartón que representan a Judas Iscariote y que son incendiados como escarmiento por su traición a Jesucristo.
La práctica de quemar muñecos en Semana Santa tiene sus raíces en España, donde se celebraba la Fiesta del Judas quemando muñecos de paja en Domingo de Resurrección. Esta tradición llegó a México durante la época colonial y se ha mantenido hasta hoy.
Los Juditas, también conocidos como ‘diablitos’, están hechos principalmente de papel maché o cartón, lo que les permite arder fácilmente. Estos muñecos son elaborados a mano por artesanos mexicanos, quienes les incorporan pirotecnia para que, al quemarse, truenen y hagan ruido.
La quema de Juditas se lleva a cabo en Sábado de Gloria, simbolizando la derrota del mal mientras se recuerda el día en que Jesús permaneció en su sepulcro. Estos muñecos pueden tener rostros de políticos u otros personajes que la población rechaza, lo que añade un significado simbólico a la tradición.
La quema de Juditas no es un acto solemne, sino una celebración llena de alegría y diversión. Dependiendo de la localidad, puede realizarse en patios de casas o plazas públicas, donde la gente se reúne para cantar, aplaudir y disfrutar del espectáculo pirotécnico.
: Los Juditas se venden en puestos callejeros en diferentes tamaños y estilos, con precios que van desde los 50 hasta los 500 pesos, según su elaboración y detalle. Algunos están vestidos de catrín, charros o campesinos, mientras que otros tienen diseños más chuscos y humorísticos.
La quema de Juditas es una tradición colorida y emblemática de la Semana Santa en México, que combina elementos de la religión, la cultura y el folclore popular para crear un espectáculo único y memorable.
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