Pese a la mala logística y el excesivo rigor de los cuerpos de seguridad, la visita de la candidata a la Presidencia de la República por la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, dejó muy buenas impresiones, evidentemente, no para todos los grupos políticos ni para todos los actores de la vida pública, pero sí dejó en claro que es una candidata seria y que, de no ser porque viene abanderada por tres partidos que no pelan un chango a nalgadas, podría ser altamente competitiva.
Xóchitl se mostró como una candidata documentada o, por lo menos, bien asesorada. Habló de los problemas puntales que afectan a San Luis Potosí; la inseguridad en la carretera 57, el desabasto de médicos y medicinas en el Hospital Central y la crisis hídrica que ya va para un año en condiciones complicadas. De todo habló con precisión y lanzó propuestas concretas para atenderlos. Tampoco me emociono ni se emocionen, en campaña todo es bonito, pero se debe reconocer que supo hacerla.
La candidata del PRIANRD reconoció a los liderazgos locales y les dio su lugar; los candidatos a senadores, los candidatos a diputados federales y aquellos que serán candidatos a diputados locales y alcaldes. En ese punto, destacó a Enrique Galindo, cuyo nombre desató una eufórica ola de aplausos que se prolongó durante un buen rato. El aplausómetro estuvo a todo.
En los reconocimientos, también celebraron los nombres de Amado Vega por el trabajo que está haciendo al frente de los Xochilovers y, desde luego, también ovacionaron a Fernando Chávez, el coordinador de la campaña presidencial en las tierras del Potosí.
La hidalguense supera con facilidad a Claudia Sheinbaum en discurso y presencia; por ejemplo, a Claudia se le vio fría, acartonada, rígida e incapaz de conectar con la gente, ni siquiera porque eran simpatizantes de su propio partido. Habla, habla y habla, pero no dice nada. Xóchitl, en cambio, sabe dónde y cómo tocar a la gente, saber arengar a los ciudadanos. Mencionó a Claudia y se oyó un fuerte ¡Buuuu! Habló de Morena y todos gritaron ¡Fuera! Sin duda, tenía al público en la bolsa.
Y ya envalentonada, dijo que, con ella, serán los criminales quienes tengan miedo, no los ciudadanos. Aseguró que se acabó la política de abrazos para los delincuentes y, desde luego, no pudo evitar lanzar un par de piedras a ciertos perfiles potosinos. Ya para cerrar, criticó el negocio redondo que arman ciertas familias para adueñarse de la política.
Xóchitl la hizo y la rompió, le fue bien. Lástima que los partidos que la impulsan le quedaran a deber bastante. Muchísimo.
Cavilaciones:
Primera: En Morena, hay un «culebrón» más tremendo que el de La Casa de las Flores. Las historias cuentan de amores tóxicos, mandilones que consiguen chamba de diputadas a sus mujeres, mujeres que revientan a sus maridos en sus mismísimos estados de WhatsApp y mucho más. El Gato Filósofo irá desgranando las historias a ver si se las quiere comprar Netflix.
Segunda: Dicen que el diputado Cuauhtli Badillo presume que es el chismoso más socorrido de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, en el territorio del Potosí y, como sus chismes son muy efectivos, se siente con el derecho de andar extorsionando incautos y presidentes municipales vía el «Famyto», candidato a la presidencia municipal por Soledad. Muchas de sus víctimas están esperando la primera oportunidad para devolverle las cortesías. Huele a cena de negros… y feos.
Tercera: El Gato Filósofo está feliz por la llegada de la Primavera y las vacaciones ¡Miauuuuuu!