El presidente ruso, Vladimir Putin, ha sido reelegido para un quinto mandato con un abrumador 87,28% de los votos, según informó el lunes la comisión electoral tras el escrutinio de todos los centros de votación del país. Sin embargo, estas elecciones presidenciales se llevaron a cabo sin una verdadera oposición, lo que ha desatado críticas tanto a nivel nacional como internacional.
Los otros tres candidatos que participaron en las elecciones no representaron un desafío real a Putin, obteniendo resultados marginales del 4,31%, 3,85% y 3,20% respectivamente, según el reporte de la comisión electoral que excluyó los votos en el extranjero.
Estos resultados han sido rechazados por la comunidad internacional, que ha calificado el proceso electoral en Rusia de «farsa». Se destaca que esta reelección se produce en un contexto de degradación democrática, marcado por la persecución y muerte en la cárcel del principal opositor de Putin en los últimos 20 años, Alexei Navalny.
El grupo independiente de monitoreo del voto ruso, Golos (”Voz”), ha denunciado que estas elecciones presidenciales fueron las más fraudulentas y corruptas en la historia del país. En un comunicado, Golos afirmó que la campaña electoral se desarrolló en un entorno donde los derechos y libertades políticas garantizados por la constitución rusa estaban prácticamente anulados.
El organismo señaló que esta campaña electoral estuvo muy por debajo de los estándares constitucionales debido a las múltiples proscripciones y a la participación testimonial de candidatos que sirvieron como aliados del mandatario del Kremlin, asegurando su victoria.
Fundado en 2000, Golos es el único organismo independiente de control electoral en Rusia y ha sido objeto de la represión del Kremlin, siendo calificado como «agente extranjero» en 2013. Esta designación le impidió enviar observadores a los colegios electorales y llevó a la detención de uno de sus líderes, Grigory Melkonyants, quien enfrenta cargos considerados como políticos por Golos.
