Durante su campaña presidencial de 2020, Joe Biden prometió un marcado alejamiento de las políticas de inmigración de la administración Trump. Sin embargo, su enfoque ha evolucionado significativamente desde entonces, enfrentando desafíos en la frontera sur y una creciente crítica por su manejo de la situación.
Inicialmente, Biden prometió una moratoria de 100 días sobre las deportaciones después de asumir el cargo, proteger las ciudades santuario y criticar el trato de la administración Trump hacia los inmigrantes. No obstante, la realidad actual muestra que unos tres millones de migrantes que han llegado a la frontera sur desde que Biden asumió el cargo permanecen en Estados Unidos.
La afluencia masiva de solicitantes de asilo ha agotado los recursos de inmigración estadounidenses y se ha convertido en un problema político importante para Biden, con solo el 30% de los estadounidenses expresando aprobación sobre su manejo de la frontera, según una encuesta reciente de CNN.
Este cambio en la percepción pública ha llevado a Biden a modificar su retórica sobre la inmigración, alejándose de posiciones más liberales y adoptando un enfoque más centrista. Ha instado a las ciudades santuario a cumplir con las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley y ha respaldado un proyecto de ley fronterizo estancado que habría endurecido significativamente las leyes de asilo.
El presidente Biden ha realizado apariciones de campaña en la frontera sur, junto con su predecesor Donald Trump, y ha pedido el apoyo al proyecto de ley fronterizo bipartidista. Su cambio retórico refleja un giro más amplio entre los demócratas hacia posturas más moderadas en materia de inmigración, en respuesta a la crisis en la frontera y a las críticas públicas.
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