Fuerza y corazón por San Luis Potosí es el nombre de la coalición en la que estarán sumando esfuerzos el PRI, el PAN y el PRD en las elecciones locales que ya se viven en tierras potosinas y que desembocarán en la jornada democrática del domingo 2 de junio. Un nombre que pareciera exhibir justamente lo que le falta a estos tres partidos políticos.
El escenario que enfrenta la oposición no es nada sencillo, porque debe lidiar con muchos monstruos; comenzando por Morena y el Verde, situación que se complica si es que llegan a concretar su alianza, porque cobrarán más fuerza e irán en caballo de hacienda rumbo a la contienda electoral aprovechando el empuje de la Federación y del Estado Potosino, además de bono que les representa la suma del Partido del Trabajo.
Como si eso no fuera suficiente, hay muchos problemas que se viven dentro de los partidos que conforman la coalición que presume tener fuerza y corazón. No se puede negar que hay un divisionismo atroz, un desencanto generalizado entre la sociedad y una falta de cuadros que los deja en la calle. Que no lo quieran ver, es otra cosa.
Aunque sus líderes estatales aseguran que son partidos fuertes, la realidad es muy diferente. Los pleitos recientes dentro del PRI y del PAN han hecho mella en cada partido. El PRI se quedó sin líderazgos importantes y no le quedan más que los cuadros de antaño, los mismos de los que la ciudadanía ya está cansada. El PAN, por su parte, no ha logrado enviar un mensaje de unidad ni ser una oposición clara en las tierras del Potosí. El PRD ¿existe?
La coalición no tiene fuerza, porque el PRI ya no es una opción seria y menos con la dirigencia que tiene, donde se ha priorizado el beneficio personal; el PAN no ha crecido lo suficiente en los municipios (basta con recordar los liderazgos que también perdió); el PRD ni siquiera tiene registro local, lo perdió en 2021. Del corazón, ni hablar; juntos, no tienen identidad. Se les puede recordar como una alianza desesperada que surgió tras la derrota de 2018 con la aparente intención de recuperar el poder a toda costa.
Una muestra del poco impacto que tienen son los eventos de Xóchitl Gálvez; tres partidos más organizaciones civiles y no lograr reunir una cantidad decente de personas para engalanarle un mitin. Válgame, Dios.
O se aplican y cambian su estrategia y forma de trabajo o quedan tirados en el camino. La coalición Fuerza y Corazón por San Luis Potosí debe buscar en la gente esas virtudes que no han sabido darle sus principales líderes en la entidad.
Cavilaciones:
Primera. La dirigente del PRI, Sara Rocha, tiene listas sus propuestas de candidatos a las presidencias municipales. Dice, a quien la quiera oír, que es capaz de apoyar a quien sea en la capital, menos a Enrique Galindo. Salió rencorosa.
Segunda: Los alcaldes que van por la reelección en la Huasteca ya no ven lo duro, sino lo tupido. Ha comenzado el cobro de facturas, los aspirantes se multiplican peligrosamente.
Tercera: Tras la muerte de Carlos “El Tiburón” Bremer, hay cierta incertidumbre por la suerte que correrá el equipo de básquetbol profesional de San Luis Potosí. Es importante recordar que el empresario fue fundamental en el regreso del deporte ráfaga a la entidad.
