Los alcaldes de Nueva York, Chicago y Denver, frustrados por la llegada desordenada de autobuses llenos de inmigrantes desde Texas, están tomando medidas para frenar este aumento, exigiendo a los operadores de autobuses coordinación bajo amenaza de confiscaciones, multas e incluso penas de cárcel.
La semana pasada, 14 autobuses cargados de inmigrantes llegaron a la ciudad de Nueva York, el mayor número registrado desde la primavera de 2022, según el alcalde Eric Adams. Esto es parte de un esfuerzo del estado de Texas, liderado por el gobernador Greg Abbott, que ha transportado más de 90,000 inmigrantes en autobús a ciudades dirigidas por demócratas, consideradas «ciudades santuario», desde abril de 2022.
En respuesta a esta afluencia, el alcalde Adams firmó un decreto que exige a los autobuses chárter que transportan solicitantes de asilo cumplir con directrices específicas sobre cuándo y dónde dejar a los inmigrantes, bajo amenaza de multas, confiscaciones de autobuses e incluso penas de cárcel.
Este aumento en la llegada de inmigrantes se produce en un momento en que las autoridades fronterizas han encontrado más de 225,000 migrantes a lo largo de la frontera entre EE.UU. y México en diciembre, marcando el total mensual más alto desde 2000.
Los alcaldes de estas ciudades también están buscando apoyo federal adicional para gestionar la crisis humanitaria que consideran una emergencia nacional. Piden una estrategia coordinada de entrada y más fondos federales para abordar la situación.
El decreto de Nueva York establece que los autobuses deben notificar con anticipación su llegada, presentar un manifiesto de pasajeros y solo dejar a los inmigrantes en lugares designados. Violar estas reglas resultará en sanciones, incluidas penas de cárcel y multas.
Chicago ya ha implementado una ordenanza similar, y ciudades cercanas también están tomando medidas para controlar la llegada de inmigrantes. Los alcaldes están instando al Congreso a abordar la crisis de manera integral y a proporcionar soluciones más permanentes.
A pesar de los esfuerzos para coordinar la llegada de inmigrantes, hay preocupaciones sobre las condiciones en las que llegan, ya que muchos de ellos se encuentran sin abrigo y sin suficiente ropa abrigada. Los líderes locales piden una solución más comprensiva y una mayor implicación del Gobierno federal en la gestión de la situación.
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