A pocas horas del inicio de la celebración por los 30 años de su levantamiento contra el Gobierno mexicano, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se prepara para conmemorar en el Caracol VIII Dolores Hidalgo, ubicado en Ocosingo, Chiapas. Ocosingo, considerado la puerta de entrada a la Selva Lacandona, ha sido testigo clave en la historia de la insurrección zapatista desde 1984.
Fue hace exactamente diez años que el EZLN se alzó en armas, expresando su descontento por no ser considerado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) que entró en vigor en 1994. Además de reclamos agrarios, la insurrección surgió como respuesta a la miseria extrema, la falta de justicia para las comunidades indígenas y la explotación de ganaderos, terratenientes, madereros y políticos chiapanecos.
Caralampio Santiz, indígena tzeltal y miembro activo de la Coordinadora Nacional Campesina en las décadas de 1970 y 1980, rememora la desigualdad de aquellos tiempos, donde terratenientes poseían miles de hectáreas mientras que los campesinos apenas sobrevivían con salarios mínimos. Este contexto de injusticia y desigualdad llevó a la insurgencia zapatista.
En el aniversario número 30, desde el 28 de diciembre, los zapatistas se congregaron en la sede de los festejos en Ocosingo, desplegando milicianos para la seguridad interna. Murales representativos de su vida cotidiana adornan la entrada, junto a cientos de tiendas de campaña para los participantes.
En el camino hacia el campamento de celebración, a lo largo de la carretera Ocosingo – Monte Líbano, se han colocado mantas de bienvenida y señalización para guiar a los asistentes. La «Caravana de Caravanas», compuesta por alrededor de 1,000 personas de 19 estados y 20 países, se espera que llegue el día 30 como parte de las festividades.
En este evento conmemorativo, se espera que la comunidad zapatista revele la reestructuración interna, reafirmando su compromiso con la lucha por el reconocimiento de los pueblos indígenas y su autonomía en Chiapas y en todo México.
Marco Jiron Hernández, indígena tzeltal y activista, destaca que la propuesta del zapatismo sigue vigente, enfrentándose a problemas persistentes de marginación y salud. A pesar de los recursos invertidos, hay mucho trabajo por hacer en la búsqueda de justicia y equidad para las comunidades indígenas en México.
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