¿Te has sorprendido a ti mismo recordando algún suceso bochornoso?, ¿Has pintado escenarios imaginarios en donde las cosas suceden diferente, a pesar de que esa situación haya ocurrido hace mucho tiempo? Los psicólogos conocen a este “viaje mental en el tiempo” como pensamiento contrafactual y cuando este se convierte en un patrón de pensamiento característico de tus días puede convertirse en una fuente de angustia emocional.
Según Jared Branch de la Universidad de Ávila, no tiene nada de malo viajar al pasado, profundizando en lo que se llama tu “memoria episódica personal” (es decir, recordar eventos pasados en tu vida). El problema surge cuando estos se vuelven contrafácticos, ya que investigaciones previas muestran vínculos entre este tipo de reelaboración mental con la depresión y el trastorno de estrés postraumático.
Diversos investigadores han realizado pruebas con la finalidad de encontrar la razón por la cual tenemos tendencia al pensamiento contrafactual, teniendo como hipótesis el pensamiento contrafactual involuntario (es decir, estar plagado por la necesidad de reelaborar eventos pasados) y voluntario (el obligarte a tener estos pensamientos).
En cuanto a los resultados, ¿qué significan las puntuaciones altas en estas medidas? Como Branch predijo, ambos se relacionaron positivamente con la ansiedad, el estrés, el afecto negativo y la tendencia a rumiar (por ejemplo, “¿qué estoy haciendo para merecer esto?”). Las personas con niveles más altos de atención plena obtuvieron calificaciones más bajas en estas medidas, lo que significa que permanecer en el presente puede ser una forma de evitar ser arrastradas al pensamiento contrafactual.
Conocer todas las desventajas del pensamiento contrafactual puede ayudar a guiarte hacia formas más racionales de recordar tus propios errores o desgracias pasadas, pero además de esto, ¿qué podemos hacer para dejar atrás el pensamiento contrafactual?
Usa la atención plena.
Vivir en el presente y prestar atención a lo que sucede aquí y ahora puede expulsar esos eventos dolorosos cuyos finales desearías que fueran diferentes. También puedes agregar otro componente de los enfoques basados en la aceptación a la terapia en el que note esos pensamientos (ya sean voluntarios o involuntarios), reconoce su presencia e incorpóralos a la historia que cuentas sobre tu vida. Sí, cometiste un error o sucedió algo horrible, pero reelaborarlo no cambiará esa realidad.
Compromete tu futuro.
Agregar a la ruta de salida de esta actividad mental improductiva puede involucrar tu futura maquinaria de viaje en el tiempo. Imagina que encuentras una manera de compensar ese error pasado, mírate creando nuevas posibilidades, encontrando una manera de enmendarlo. Comparte tus sentimientos al respecto y ve si hay una manera de llegar a una resolución.
Para resumir, los recuerdos son una parte esencial del tejido de tu personalidad e identidad. Distinguir entre los recuerdos que ayudan y los que impiden tu bienestar puede ayudarte en tu camino hacia la realización.
Estefanía López Paulín
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