En un alarmante comunicado, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio Copernicus de la Comisión Europea confirmaron que julio de 2023 ha sido oficialmente el mes más cálido jamás registrado en la historia. Los datos, respaldados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), revelan que durante julio se han establecido récords en todos los ámbitos climáticos imaginables: desde el lapso de tres semanas más caluroso hasta los tres días más abrasadores, así como las temperaturas oceánicas más altas para esta época del año documentadas hasta ahora.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, se pronunció enérgicamente sobre esta situación, enfatizando la urgencia de acelerar la acción climática. Guterres destacó que las consecuencias de estas temperaturas récords son claras y trágicas, afectando no solo la salud de las personas, sino también el medio ambiente y las economías a nivel mundial.
«La única sorpresa aquí es la velocidad del cambio. El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es apenas el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado», puntualizó Guterres.
La OMM presentó estos datos como un «anticipo del futuro», indicando que hay un 98% de probabilidad de que al menos uno de los próximos cinco años sea el más cálido registrado, y un 66% de probabilidad de superar temporalmente la marca de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales durante al menos un año en los próximos cinco años. Los expertos coinciden en que las principales causas detrás de estas temperaturas extremas son las emisiones antropogénicas, es decir, aquellas generadas por los seres humanos.
Ante esta realidad innegable, Guterres instó a los líderes mundiales a tomar medidas inmediatas y decisivas: «No más vacilaciones. No más excusas. No más esperar a que otros se muevan primero. Simplemente no hay más tiempo para eso. El aire es irrespirable. El calor es insoportable. Y el nivel de ganancias de los combustibles fósiles, al igual que la inacción climática, es inaceptable».
El director general de la OMM, Petteri Taalas, subrayó la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), enfatizando que la acción climática ya no es un lujo, sino una necesidad apremiante.
Aunque se han logrado avances en la implementación de energías renovables, la ONU advierte que estos avances no tienen el alcance ni la velocidad necesarios para contrarrestar esta crisis climática. Por lo tanto, es imperativo que los países actúen con determinación y rapidez para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales para finales de siglo, evitando así lo peor del cambio climático.
Guterres enfatizó la importancia de una acción acelerada y urgió a los países miembros del G20, responsables del 80% de las emisiones globales, a intensificar la acción y la justicia climáticas. Instó a los países desarrollados a comprometerse con emisiones netas cero lo más cerca posible de 2040, y a las economías emergentes a hacerlo lo más cerca posible de 2050, con el apoyo adecuado de los países desarrollados para alcanzar estos objetivos.
Además, Guterres llamó a las empresas, las ciudades, las regiones y las instituciones financieras a presentar planes de transición creíbles en la Cumbre de Ambición Climática que se ajusten al estándar de cero emisiones netas de las Naciones Unidas.
En un tono esperanzador, Guterres concluyó: «A pesar de la gravedad de la situación, no debemos permitir que reine la desesperación. Este momento debería inspirar la acción. Todavía podemos detener lo peor. Pero para hacerlo, debemos convertir un año de calor ardiente en un año de ambición ardiente. Y acelerar la acción climática, ahora».
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