La situación de sequía en México se ha convertido en una crisis hídrica alarmante que amenaza el consumo humano y tiene un impacto directo en la agricultura, la ganadería y la estabilidad de los suelos. La disminución de las lluvias, la sobreexplotación de los cuerpos de agua y la deforestación han llevado a una reducción significativa en el suministro de agua en el país. Según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el Sistema Cutzamala, vital para el Valle de México, estaba al 39.6% de su capacidad total, lo que llevó a recortes en el suministro de agua potable en varias regiones.
Expertos señalan que México está experimentando una de las peores sequías en su historia reciente. La falta de lluvias ha afectado la mayoría de las 210 presas monitoreadas por la Conagua en 23 estados del país. Hasta la semana pasada, 118 de estas presas tenían menos del 50% de su capacidad y solo 14 estaban al 100%. Aunque se esperaban lluvias tardías para revertir la situación, los déficits de precipitaciones persisten, afectando especialmente a estados del norte y centro del país como Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Zacatecas y San Luis Potosí.
La agricultura, que depende en gran medida de la lluvia, se encuentra en grave peligro. La mayoría de las áreas de cultivo en México dependen del riego temporal, y la falta de agua está amenazando la producción de cultivos básicos como frijoles y maíz. Se estima una reducción del 60% en la producción de maíz, lo que provocará una escasez de alrededor de 3 millones de toneladas de maíz blanco, un ingrediente fundamental para las tortillas, un alimento básico en la dieta mexicana.
La sequía también está afectando el suministro de agua potable para las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una persona necesita entre 50 y 100 litros de agua potable al día para satisfacer sus necesidades básicas y de higiene. Sin embargo, debido a la disminución en el suministro de agua, las personas podrían enfrentar escasez en el futuro, lo que afectaría gravemente su calidad de vida y salud.
La situación actual exige medidas urgentes para mitigar los efectos del cambio climático y proteger los recursos hídricos del país. La conservación del agua, la reforestación, la gestión sostenible de los recursos naturales y el desarrollo de tecnologías para utilizar el agua de manera más eficiente son esenciales para enfrentar esta crisis hídrica y garantizar un futuro sostenible para México.
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