La guerra había terminado, pero los soldados seguían luchando. Los recuerdos, las pesadillas y la depresión les atormentaban. Algunos arrastraban las palabras. Otros no podían concentrarse. Atormentados y temerosos, los soldados luchaban contra los fantasmas de la guerra.
¿Qué guerra? Si has pensado en Vietnam, la Guerra Civil española o incluso la Primera Guerra Mundial, te equivocas. Los síntomas de estos soldados no se registraron en tablas de papel, sino en tablillas cuneiformes inscritas en Mesopotamia hace más de 3000 años.
Por aquel entonces, se suponía que los antiguos soldados estaban embrujados por fantasmas. Pero si se les tratara hoy, probablemente recibirían un diagnóstico psiquiátrico formal de trastorno de estrés postraumático.
El TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) es una enfermedad real. Todos podemos sufrir de este trastorno después de vivir o presenciar un suceso traumático, como la guerra, un asalto o un desastre. Después de un trauma o un acontecimiento que puso en peligro su vida, es común tener reacciones tales como recuerdos perturbadores del suceso, un nerviosismo pronunciado o dificultad para dormir. Si estas reacciones no desaparecen o si empeoran, es muy posible que sufra del Trastorno de Estrés Postraumático.
El TEPT causa problemas como:
- Recuerdos recurrentes o la sensación de que el suceso está ocurriendo de nuevo.
- Dificultad para dormirse o pesadillas
- Sentirse solo
- Estallidos de ira
- Sentirse preocupado, culpable o triste
El TEPT se presenta en diferentes momentos en cada persona. Los síntomas de TEPT pueden comenzar poco después de un suceso aterrador y luego continuar. Otras personas desarrollan síntomas nuevos o más graves unos meses, o incluso años, más tarde.
La definición actual de TEPT es más amplia que nunca, y se reconoce entre los supervivientes de abusos o agresiones sexuales, crisis sanitarias y operaciones quirúrgicas, catástrofes naturales, duelo, tiroteos masivos, accidentes y otras situaciones. El TEPT se asocia a todo tipo de trastornos, desde flashbacks y pesadillas hasta hipervigilancia, problemas de concentración, amnesia, disociación y creencias negativas sobre sí mismos o sobre los demás.
Pero eso no significa que todas las personas que vivan un acontecimiento traumático desarrollen TEPT, ni que quienes lo padezcan no puedan encontrar la curación y la alegría. Al igual que ocurre con otras enfermedades crónicas, el TEPT puede remitir y, a medida que el estudio del TEPT madura, los investigadores han llegado a apreciar los heroicos intentos del cerebro por curarse a sí mismo tras los sucesos traumáticos.
Estefanía López Paulín
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