Lo que la lluvia da, la lluvia quita. Cuando parecía que Checo Pérez tendría un domingo de notas positivas con un segundo lugar tras largar séptimo en el Gran Premio de Países Bajos, una tormenta provocó que el mexicano despistara, cayera a tercero y luego fuera castigado y bajado a cuarto.
El tapatío se vio beneficiado por las primeras gotas de lluvia de la tarde neerlandesa durante los primeros giros de la carrera, pues apostó por un cambio de neumáticos antes que los otros pilotos, lo que le abrió la puerta para recortar posiciones e incluso apoderarse de la punta.
El control que tuvo de la pista abordó del RB19 permitió que el tricolor manejara a placer hasta que Max Verstappen retomó el liderato, con polémica incluida al aprovechar una parada -llamada por Red Bull- en pits de Pérez. Aun así, con todo y presión de Alonso, Checo se mantuvo firme en la segunda plaza en gran parte del GP.
Sin embargo, el cierre fue lo contrario. El puesto de plata parecía seguro hasta que la lluvia se volvió tormenta y provocó que Sergio siguiera de largo en una curva. El incidente pudo ser peor, aunque la astucia del jalisciense dejó todo en el rebase de Alonso.
Y aunque el mexicano trató de recuperase rápido, el aguacero arreció, obligando a que la bandera roja ondeara en Zandvoort a pocas vueltas del final de la décima tercera fecha de la temporada. En ese momento, Sergio entró a cambio de neumáticos, perdiendo todavía más posiciones, pero todo quedó en un susto, ya que la carrera se relanzó con el orden anterior.
Ya en el reinicio, tras minutos de tensión, el de Guadalajara rebasó el límite de velocidad y fue castigado con cinco segundos, lo que provocó que saliera del podio y terminara la carrera como cuarto, cediéndole el Pierre Gasly, de Alpine.