A principios de esta semana, Enrique Galindo estuvo en la Ciudad de México y aprovechó para visitar al líder nacional del Partido Acción Nacional, Marko Cortés. El tema: la visita de Xóchitl Gálvez a San Luis Potosí y el futuro del proyecto galindísta.
A Galindo le ha costado mucho llevar la batuta de un proyecto porque se dejó imponer como funcionarios de primer nivel una sarta de holgazanes, hecho por el que, en algún momento, deberá pagar factura y, encima, ser alcalde de la capital con un gobernador tan poderoso y trabajador como lo es Ricardo Gallardo, pues el reto es todavía más grande. No es fácil.
Ya se ha dicho hasta el cansancio que los grupos de poder de la comarca del Potosí no apostaron por ninguno de los dos, así que hicieron todo lo posible por romper lo que parecía ser un entendimiento a político entre ellos, a pesar de que los dos estaban conscientes de que, llegado el momento, tomarían caminos separados.
La política es así, si los hombres y mujeres que hoy protagonizan la historia no lo entienden, están condenados al fracaso y, en ese sentido, Galindo representa, desde que ganó la alcaldía, el dueño de los membretes partidarios PRI, PAN y PRD, pero curiosamente, es su partido de origen, el PRI, el que lo vapulea y traiciona.
A nadie se le escapa el hecho de que el exgobernador Juan Manuel Carreras sigue mandando en el tricolor y le opera en contra a Galindo de manera obsesiva. En el mismo contexto, Sara Rocha, actual dirigente, astuta y ambiciosa, sabe que tiene una posición asegurada para el 2024 y está a disposición del Gallardato porque le interesa asegurar su futuro política y económicamente.
Por el contrario, en el PAN parecen valorar más a Galindo, Marko Cortés habló largo y tendido con él sobre el futuro que tendrá una definición en septiembre. Los galindistas quieren que vaya por la reelección, pero con un poderoso Partido Verde, eso se ve difícil, amén de que se trata de una empresa sumamente difícil.
Los que saben, aseguran que Cortés le propuso a Galindo que vaya por la Senaduría y el alcalde lo está pensando, aunque también es un hecho que, distanciado de Gallardo, Galindo teje alianzas con Morena por si se ofrece. Sabe que en el camino habrá obstáculos de todo tipo.
Xóchitl parece perfilarse para ser la candidata del Frente Amplio por México y todo indica que al panismo le interesa un perfil como el de Galindo para acompañarla en esta empresa. De ser así, Octavio Pedroza podría buscar la presidencia municipal capitalina y entonces se pondría interesante el rejuego entre Sebastián Pérez (Xavier Nava), Pedroza y muy posiblemente, Juan Carlos Valladares o Juan Ignacio Segura Morquecho que también suena para esta contienda.
El huracán llamado Xóchitl tendrá sus efectos en territorio potosino, donde algunos verdes están simulando trabajo y los carreristas-priístas, que cobran en el Ayuntamiento, se dedican a organizar bodas, cumpleaños y borracheras.
Cavilaciones:
Primera: La campaña negra contra la vocera del Congreso del Estado, Yoali Andrade, es cortesía de la casa. Fuego amigo o como le quieran llamar. Se nota, aunque se debe reconocer que hay muchos interesados en ocupar el cargo que ella se ganó justamente.
Segunda: En la boda del secretario general de Gobierno, cuyo nombre no debe ser mencionado en este tipo de análisis, no hubo misa. Amenizó Matute y dieron gin de litchi, mezcal de frutos rojos, güisqui, vino rosado, vodka y hartos carajillos. Con tanta bebida espirituosa, los novios no eran los únicos felices en el evento.
Tercera: La que ha perdido el piso es la presidenta estatal de Morena, Rita Ozalia Rodríguez Velázquez. La hermana de Rosa Icela, la secretaria de Seguridad de AMLO, no ha sabido conducir al partido. Recogió cascajos en el Altiplano y ahora se dice lista para el 2024, pero sin el Verde. Ya se le olvidó que perdieron todo en 2021. El Peje ya no estará en la boleta. O se aplican o van a perder todo y eso no les va a gustar.