
Durante un programa de la serie de televisión conocida como «Cosmos», en el episodio «la vida de las estrellas», el aclamado científico y conductor del programa, Carl Sagan, pronunció una de las frases que se quedaría grabada en la memoria de todo el mundo. «Somos polvo de estrellas».
Esta frase profundiza en la conexión tan fuerte que existe entre los seremos humanos, el universo, la materia y todo lo que nos rodea, hay un interconexión que funciona como una línea de energía con cada ente y materia del universo.
El primer tipo de materia que pudo existir tuvo que ser, necesariamente, partículas elementales. Según este modelo, del primer segundo a los tres minutos del estallido inicial, se produjo la conocida como etapa de Nucleosíntesis: aquella en la que se empiezan a formar los primeros núcleos atómicos, mediante la combinación de protones y neutrones.
El elemento del Hidrógeno, tiene un papel crucial en la formación y propagación de la vida, ya que es el combustible y motor principal de las estrellas, éstas fusionan en su núcleo átomos de hidrógeno para obtener helio, que da lugar a energía en forma de luz y calor . Llegado el final de sus vidas, las más masivas explotan en forma de supernovas; otras, simplemente se convierten en enanas blancas, pequeños cadáveres estelares. Las cuales son las encargadas de formar después elementos más complejos como el carbono o silicio, siendo el carbono la base de toda vida que conocemos en la tierra.
El cuerpo humano que para funcionar requiere: fósforo, calcio, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno. Muchos de estos elementos llegaron tras la explosión de las estrellas y representan al menos 90% de nuestro peso. Y en lo que se refiere peso atómico, el polvo estelar es el 35%.
La poética de esta frase nos hace recordar que todos somos parte de algo más grande, del universo y el cosmos, conectados en la misma energía.
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