Y, ojo, circuló en redes sociales aquella breve historia de que “La hormiga, por odio a la cucaracha, votó por el nsecticida. Murieron todos, hasta el grillo que se abstuvo”.
Algo así se volvió viral a partir de la elección de gobernador en el Estado de México, de la que tanto se ha comentado ya en los medios e incluso este escribano había dedicado su artículo semanal el sábado anterior: ‘Los estados’, en Pulso, El Arsenal y otros portales; junio 3 del 2023. Destaqué allí, de la oportuna y certera encuesta del periódico Reforma: “… se observa, en verdad, un anhelo de cambio en contra del PRI”, e insistí en que la maquinaria oficial sólo podría ser superada con una elevada participación de los ciudadanos.
Esto no se vio en la victoria morenista, pues el índice de abstención fue de 50.2%: menos de la mitad del padrón acudió a votar y el 26% de la lista nominal de electores se inclinó por la maestra Delfina Gómez, quien en ese marco obtuvo una ventaja clara sobre Alejandra del Moral, que sólo logró atraer al 22% de la lista de votantes. Alrededor de una cuarta parte del total de ciudadanos con credencial para votar, le dio el triunfo a la cuestionada candidata del gobierno obradorista de la 4T.
Su triunfo es inobjetable, por más irregularidades que hubo y que sus adversarios digan que “ganó el abstencionismo”. O que, para los enterados, sea absurdo que una persona con su historial y sus limitaciones sea capaz de gobernar un estado tan complejo que podría englobar diversos países. Los antecedentes delincuenciales de ella (con su imagen humilde) no son “un invento de la derecha” contra alguna izquierda, sino la sentencia de un Tribunal sobre el desvío de fondos (¡salarios!) al partido político que creó López Obrador. En cuanto a ineptitud baste evaluar su desempeño al frente de la SEP, aunque en el sector educativo se haya prohibido la palabra evaluación.
AMLO no lo aceptará, pero con esta experiencia puede reconocer la enorme utilidad del INE y de la transparencia para ofrecer resultados confiables y certeros que allí le favorecieron… a diferencia de Coahuila. Sin embargo, también debe admitir que los mayores índices de pobreza e ignorancia en su sexenio, le son de gran utilidad en la operación clientelar y el crecimiento electoral de su movimiento populista. Por lo visto, la evidente desgracia nacional en tantos frentes afecta muy poco a nivel local en muchos estados y municipios, con un electorado que agradece los repartos de dinero y que es más emocional que racional.
En fin, con o sin escándalos, los problemas aumentarán en esta entidad y en el país, si bien creo que aún no está decidida la elección presidencial de 2024 a pesar de la alarmante debilidad de la oposición partidista (PRI, PAN, PRD) y sus pésimos dirigentes. Tampoco se observa allí prisa ni idea de un candidato con fuerza ciudadana o incluso de un proyecto alternativo que garantice atractivo y viabilidad, lo cual agrava la crisis política y la perspectiva económica ante el mundo. Del otro lado, igual se revelan angustias o desventajas de sus cuatro lamentables precandidatos (los ubico muy bien desde hace mucho, excepto al también funesto paisano tabasqueño).
Se desprenden aquí diversas conclusiones: un delincuente puede ser gobernador (no es la primera vez); predomina la apatía y la desinformación entre la ciudadanía; la anti-política (el desinterés) de algunos no mejora la política, sino que la perjudica de manera significativa; los viejos trucos electorales podrán seguir vigentes; la oposición partidista y los ciudadanos están perdidos y se necesitan mutuamente.
Miren, el sexenio concluye en forma un tanto anticipada y desesperada entre renuncias sin control o estrategias geniales, por una parte, y camuflajes o meras claudicaciones, por otra, mientras que el juego de ‘las corcholatas’ nos trata de distraer de los problemas de fondo. Los colapsos que vienen son una amenaza tan grande como la de que nuestro aspirante a dictador quiera forzar las cosas a su favor, incluso cuando no puede endosar ni su popularidad normal para un presidente a estas alturas.