A los hijos se les enseña en la escuela, pero aprenden en la casa. Los ejemplos y experiencias que se tienen con los pequeños en su edad temprana son los que determinan su forma de ser y desarrollo a futuro en la sociedad, tanto para bien como para mal.
Los ejemplos que tienen las niñas y niños con sus padres son vitales, y más en un mundo donde la tecnología absorbe diariamente las mentes de los menores. El tiempo de convivencia es cada vez menor y ello afectará en el desarrollo de la persona a futuro, más si se toma en cuenta que, en muchas ocasiones, los conflictos familiares llevan al divorcio y los más dañados siempre son y serán los niños.
Hasta los 6-7 años de edad los hijos son esponjas y absorben todo lo que está a su alrededor, tanto lo positivo como lo negativo. Si un menor tiene de ejemplo a una mamá o papá desobligado, flojo y baquetón, lo más probable es que siga los mismos patrones y sea otra personada desobligada, floja y baquetona. En cambio, si el ejemplo es de una persona trabajadora, respetuosa y responsable, el patrón será muy similar al que se le inculca en el hogar.
En muchas ocasiones, las situaciones familiares orillan a madres a ser padre y madre a la vez, o al revés, a que sean padres solteros los que tienen que mantener a los hijos. Sea cual sea el caso, es importante tener en cuenta el daño psicológico y frustraciones de uno como adulto para no contagiar de ellos a las nuevas generaciones.
Acerca de este tema habla Edgardo Hernández Contreras, abogado y colaborador de Código San Luis, les dejamos su videocolumna: