Maestras de educación indígena piden a las autoridades hacerle justicia a los pueblos originarios, darles mejores herramientas e infraestructura educativa. Además de implementar un modelo educativo que permita dignificar la lengua materna de cada zona del estado.
Un ejemplo de ello son la lengua Xiù’i y la Tének, la cuáles poco a poco se han ido perdiendo, principalmente por cuestiones de discriminación.
La maestra Leonor Hernández Tinajero de la escuela tének “Leona Vicario” del ejido La Lima, externó que lamentablemente los papás no quieren que sus hijos estudien en dialecto, debido a que después son discriminados, por eso hay renuencia a que los menores sean instruidos en su lengua materna.
“Es un poco difícil porque son padres de familia jóvenes, que ya no quieren que sus hijos estudien o hablen su lengua materna, pero platicando con ellos concientizándolos de la importancia que tiene el que no se pierda su lengua materna, porque es la que nos identifica a nosotros como tének, es un poco difícil porque nos dicen que cuando se van a Valles a estudiar, los discriminan al escucharlos hablar, los hacen menos y para ellos es una causa grave…”.
Dijo que el único lugar donde los menores hablan su lengua materna con seguridad es en sus hogares, donde se sienten protegidos.
“Las autoridades deben de proteger las lenguas maternas, así como los derechos de los indígenas. Que si se cumpla y que no solo se quede en papel, porque siempre dicen los indígenas tienen derechos y volteamos la moneda y vemos otra cosa, y da tristeza porque la lengua materna nos identifica, en este caso como téneks y lamentablemente se está perdiendo…”.
Otra lengua materna que ya solo hablan los adultos mayores y adultos es la Xiù’i, que no ha sido valorada como la herencia intangible de los pueblos originarios de la zona pame, aseveró la profesora Angelina Hernández.
“El Xiù’i también es importante porque si no la valoramos quién nos la va a valorar, los mestizos no nos la van a valorar, por eso es importante concientizar a los padres de familia más jóvenes…”
Incluso dijo que la Zona Pame del municipio de Tamasopo, es la más pobre del estado hay todavía casas donde no hay luz, agua y son de materiales rústicos.
Afortunadamente los niños si quieren estudiar, muchos han emigrado a comunidades más cercanas a las cabecera o de las que se encuentran sobre la carretera federal para poder seguir estudiado en secundarias y bachillerato.
“Algunos van porque tienen a sus papás trabajando en el norte, pero la mayoría se queda en casa, no habiendo más que hacer… y esto los orilla incluso a irse a trabajar en el jornal y estudiar al mismo tiempo…”.
Actualmente la maestra Evangelina emigró a la zona tének donde señaló trabaja en una casa rústica, en el Centro Educativo les prometieron que les darían un aula y a la fecha no hay nada, ella atiende a 18 niños menores de 4 años.
“Nos hace falta trabajar en un aula didáctica; el estar en una casa rústica, y con el clima caluroso los niños se desesperan, les hacen falta mesas para que los niños trabajen…”.
Tampoco tienen material didáctico, lo deben elaborar con ayuda de los adultos mayores para saber refranes, cuentos.
Las maestras de educación indígena piden a las autoridades vean a este sector que sin duda es el más olvidado, durante muchos años por administraciones federales, estatales y locales, pero que el amor por su profesión las ha ayudado a sacar adelante su labor.
Seguiremos informando.
