El presidente Andrés Manuel López Obrador dio marcha atrás a su propuesta de abrir el espacio aéreo nacional a aerolíneas extrajeras, al tiempo que aseveró que la iniciativa de su gobierno para reformar la Ley Minera no pretende acabar con esa industria, sino “poner un poco de orden” y cuidar los recursos naturales.
El tema del cabotaje aéreo –que permitiría las operaciones comerciales de líneas internacionales entre destinos dentro del país– no estará en el proyecto final de reforma a la Ley General de Aviación Civil y Aeropuertos que se discute en la Cámara de Diputados, aseveró el mandatario.
En la conferencia matutina de ayer en Palacio Nacional, expresó: “Se presentó la iniciativa, aunque se quedó pendiente lo del cabotaje, porque queremos verlo con más profundidad, y estamos buscando un acuerdo con los trabajadores”.
Agregó que lo que se envió “o está por enviarse” como iniciativa, ya no contempla lo del cabotaje. “Para que lo celebren los que estaban preocupados por eso”.
El 15 de diciembre pasado, el Ejecutivo federal envió una iniciativa de reforma a la ley en la materia al Congreso de la Unión para regular el cabotaje aéreo a fin de fomentar la competencia en el sector, incrementar la conectividad, mejorar las ofertas y precios a los usuarios y ayudar al desarrollo de nuevos aeropuertos, lo cual generó el rechazo de sindicatos, agrupaciones y empresas del sector.
Por otro lado, el mandatario explicó que su iniciativa de reforma a la Ley Minera –que entre otras acota el otorgamiento de concesiones de 50 a 15 años y que éstas no se den en sitios con escasez de agua– no representa “ningún riesgo” para las mineras que actualmente explotan recursos en nuestro país.
Interrogado sobre ese proyecto recordó que durante el periodo neoliberal fue concesionado 60 por ciento del territorio nacional (120 millones de hectáreas de 200 millones totales que conforman México) a las compañías mineras; tal cantidad tardaría “miles de años” en poder explorarse y sólo se hizo por la especulación, pues no se pagaban impuestos.