El Fondo Monetario Internacional celebra esta semana la primera de sus dos reuniones anuales para abordar el panorama financiero, la situación de pobreza y actualizarsus estimaciones de crecimiento que ayudan a entender la dinámica que seguirá la economía mundial en los años veniderosy en consecuencia, el impacto que tendrá en la vida de las sociedades. El organismo prevé que el planeta crecerá un 3% de aquí a 2025,una lenta marcha atribuibleesta vez a las economías avanzadas:el crecimiento de la zona euro pasará del 3.5% de 2022 al 0.8% en este año.
La más reciente volatilidad comenzó en la pandemia, se aceleró por la guerra en Ucrania y se mantiene ahora con la inflación que empieza a ceder pero a un ritmo lento. Las altas tasas de interés impuestas por los bancos centrales para contener el alza de los precios y la demanda, ha ayudado a estabilizar los mercados, sin embargo, ha traído como consecuencia inestabilidad en el sector financiero como ocurrió con la quiebra del Silicon Valley Bank y CreditSuisse. En su informe Una recuperación rocosa el FMI advierte el riesgo de que ocurran turbulencias financieras aunque descarta una crisis como la de 2008.
En América Latina la inflación es persistentemente alta y esto trae consecuencias como la pérdida en el poder adquisitivo, desempleo, empleo precario, aumento de la población en condición de pobreza y de los índices de rezago social. Excluyendo a Venezuela cuya última cifra de inflación alcanzó el 501%, la región tendrá en 2023 una inflación menor que las economías emergentes de Europa (13.3% contra 19.7%).
Los pronósticos del organismo para México son más optimistas que en Estados Unidos y Brasil, los dos gigantes del hemisferio;estima un crecimiento del 1.8% al cierre de este año y el 1.6% en el siguiente.La incertidumbre global se ubica ahora en el sector financiero y en la alta inflación que no afloja aún con altas tasas de interés, como ocurre aquí al fijarse en 11.25% al 30 de marzo.
Desde hace tres décadas, los ciclos de la economía mundial se caracterizan por prolongadas crisis y depresiones con una mediocre y temporal recuperación. En México sabemos bien de esto. Las crisis de 1982 por la caída de precios del petróleo, la de 1986 por la inflación desbocada, la de 1994 debido ala trágica devaluación, la de 2008 por el contagio financiero de Estados Unidos, y la de 2020 por la aparición del Covid, nos demuestran que han sido más nuestras épocas de dificultades y aprietos que de prosperidad y bienestar, con el factor de la pobreza como látigo permanente quelastima a gran parte de la población mexicana.
@ClauCorichi