Según el informe mundial de Oracle Happines Report de 2022, el 45% de las personas lleva más de dos años sin sentir la verdadera felicidad y el 25% no sabe o ha olvidado lo que significa sentirse verdaderamente feliz. Si nos detenemos en las causas de esa infelicidad, nos damos cuenta de que, en muchos casos, viene determinada por la incapacidad para hacer lo que realmente se quiere, es decir, la falta de libertad. Todos aspiramos, de manera consciente, a alcanzar la felicidad. De lo que no somos tan conscientes es que, de alguna forma, aspiramos constantemente a sentirnos libres, a ser dueños de nuestras acciones, sin que los demás ni las circunstancias nos corten las alas, y esto muchas veces no tiene nada que ver con la realidad.
A menudo nos sentimos incompletos, incapaces de alcanzar la libertad en su totalidad, y eso nos produce una profunda insatisfacción e infelicidad. No es algo imposible de revertir. La libertad y la felicidad está al alcance de nuestras manos, así lo explica de forma clara y sencilla el psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas en su libro “Vivir más feliz”.
“Solamente siendo auténticamente libres podemos ser verdaderamente felices”, confirma el psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas, quien define algunos conceptos básicos para alcanzar la libertad como el decálogo de bienestar a seguir. Spoiler Alert: No es fácil, pero si una buena forma de arrancar el camino en busca de la plenitud.
- Deja de tenerle miedo al dolor
La vida es dolorosa, el dolor es inevitable, no tener dolor es imposible, sin embargo, el miedo al dolor, más que el dolor en sí mismo, es una de las principales fuentes de la infelicidad. Para que deje de doler hay que experimentar algunas dosis de sufrimiento. Cuando fracasas, cuando te equivocas, cuando te traicionan aprendes muchas cosas y la principal es que el dolor no es para tanto, vivir obsesionados con evitar el daño solo conduce a vivir angustiado. - A una persona feliz no le importa no serlo
Las personas felices no están tristes porque no tienen tiempo para estarlo, están demasiado ocupadas en intentar ser mejores, ¿estas triste?, ¿sientes pena?, ¿te preocupas por cosas que no van? Bienvenido al club de la realidad. Acepta que uno no puede estar bien todo el tiempo. - Una persona madura sabe a dónde va y le da igual el camino
Una persona madura intenta llevar una vida plena, sabe a dónde quiere llegar, lo que le gusta y lo que le interesa. Se conoce, se pone metas alcanzables y compatibles con sus capacidades. La vida es una experiencia maravillosa, no dejemos que una visión miope y catastrofista nos paralice obligándonos a no hacer nada. - Una persona feliz acepta la vida tal y como es
Pensar que todo va a salir mal es tan tonto como pensar que todo va a salir bien, la vida nos demuestra que las cosas no salen ni bien ni mal, las cosas salen como salen, a veces mejor otras veces peor. - Aprende a poner lo importante por encima de lo superfluo
Corremos el riesgo de poner nuestra atención en aquello que no es importante, el hombre feliz hace lo que tiene que hacer, es ordenado y jerarquiza sus acciones, fija su atención, dediquémonos a lo importante, a la familia, al trabajo, al amor y a vivir en el presente.
“Lo más importante es tener bien en claro por donde debemos empezar, marcarnos objetivos sencillos y ponernos a trabajar, los que así funcionan no se jactan de los logros alcanzados, pues son conscientes de la inmensa cantidad de cosas que aún les faltan por hacer”, explica el psiquiatra.
Estefanía López Paulín
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