La noche del cinco de enero todo el mundo espera la llegada de los Reyes Magos, un cuento milenario protagonizado por Melchor, Gaspar y Baltasar. El relato explica que ellos se dedican a repartir regalos a todos los niños buenos del mundo, pero, ¿Quiénes eran estos sabios?, ¿Qué significan?
Esta fecha e historia tiene origen gracias a un relato de la biblia, la cual describe al trío de personajes como tres nobles peregrinos procedentes del Oriente. El libro sagrado explica que ellos siguieron a la estrella de Belén, esto porque esta los guiaría hasta el niño Jesús (futuro rey de los judíos).
Algo curioso es que los conocidos “Reyes Magos” en realidad no son reyes, en la biblia de les describe como magos (del griego magós, que también significa ‘hombre sabio’), y en ningún momento se les describe como ‘reyes’. Se cree que las traducciones posteriores embellecieron la narrativa, por ello en el siglo III fue cuando se comenzó a considerarles como reyes, probablemente interpretando la profecía del Salmo 72:11 (“Caigan todos los reyes ante él”).
«Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra», reza el evangelio según Mateo.
Se cuenta que los reyes magos llevaron a Jesús oro, mirra e incienso, ¿Qué representa cada uno? El oro se relaciona con el poder; el incienso, utilizado habitualmente como ofrenda a los dioses, serviría para reconocer el lado divino de Jesús.
El incienso es una de las sustancias aromáticas que más desprende olor, concretamente un aroma muy agradable. Su significado varia en cada relato, pero el más común es que representa la calidad de Dios traído para los hombres.
¿Qué es la mirra? Pues bien, se trata de una resina en estado sólido destinada a la embalsamación. Por ello, el uso más recurrente de la mirra era el último cuidado dedicado a los muertos antes de ser enterrados. El significado de la mirra para el niño Jesús era una especie de anuncio anticipado de que en algún momento iba a fallecer como cualquier otro ser humano aunque, más tarde, resucitaría.