El Atlético de San Luis se encuentra listo para el inicio de un nuevo torneo de cara al Clausura 2023; torneo que pretende ser interesante para los pupilos de André Jardine, esto por las decisiones deportivas que la directiva tomo en cuestión de llegadas y salidas.
Vámonos por partes, el cuadro potosino empezará este nuevo torneo con bajas importantes, siendo Facundo Waller la que más impresionó a la afición, pues al parecer el charrúa no estaba en planes de abandonar al club, si no porque el equipo poblano realizó una oferta que la directiva no pudo rechazar. Waller se había ganado el respeto de la afición por ser un jugador polifacetico, en cualquier posición que jugó, lo hizo bien; sin duda alguna, la baja más importante del equipo.
Abel Hernández fue otra de las bajas que más impacto causo. El charrúa logró consolidarse como el goleador del equipo el torneo pasado, pero sus actuaciones nunca terminaron de convencer, el delantero era muy irregular, es cierto, metió 8 goles, pero fue hasta la jornada 9 que sumó tres goles en un partido, hasta ese momento el delantero solo había mandado el balón a las redes en dos ocasiones. En medio torneo, el goleador del club solo había anotado dos goles (uno de ellos de penal). La baja de Hernández termina siendo lógica, lo que no, fue la manera en que la directiva le rogó a un indeciso delantero que en todo momento mostró indiferencia para continuar en el plantel.
Por supuesto, la tercera baja importante, Rubens Sambueza. Un “10” al que la edad y las lesiones le impidieron triunfar con los potosinos. Sin embargo, las veces que el argentino ingresaba al campo se notaba la diferencia en cuestión de ataque, a pesar de todas las complicaciones, Rubens era el futbolista de mayor calidad dentro del plantel, además del que más intensidad le ponía a los partidos. Lastimosamente llegó tarde al cuadro de Jardine. Rubens se despide de los potosinos quedando a deber, pero sin reproches por parte de la afición.
A estas bajas se sumaron jóvenes que pasaron de noche por el equipo: Zahid Muñoz, Alejandro Organista y Ramón Juárez. Tres jóvenes que llegaron como las promesas y terminaron en ser nada, futbolistas que aportaron poco o nada. Aunado a la venta definitiva de Léo Coelho hacia Peñarol.
Pero ¿Y los refuerzos? Pues es aquí donde comienza lo interesante, pues a pesar de que las bajas fueron importantes, los refuerzos aparentan serlo también. Al equipo llegan dos conocidos de las Chivas, el primero: Dieter Villalpando, la joven promesa que nunca dio el salto a un equipo importante y que terminó por guiar su carrera hacia equipo mexicanos de media tabla, hacia abajo, sin contar que su carrera se declinó cuando fue demandando por abuso sexual. Seguido de: Ángel Zaldívar, otra promesa fallida que no dio el ancho ni en Chivas, ni en Monterrey.
Sin embargo, ambos pueden llegar a sumar al cuadro de Jardine; Villalpando entregó una pretemporada exitosa, siendo amplio favorito para quedarse con la titularidad en el equipo. Y de algún modo, el ingeniero del gol también puede llegar a despertar su carrera aquí, pues al club lo que le faltaba era un delantero veloz, que pudiera acompañar a los volantes de manera adecuada, Abel no era ese delantero, Zaldivar puede serlo, ¿el problema? El atacante mexicano tampoco tiene gol.
Pero la competencia por la titularidad al ataque no la tendrá sencilla el ex chiva, pues los potosinos sumaron a sus dilas a Léo Bonatinti, un delantero brasileño-italiano que viene de ser compañero de Raúl Jiménez en el Wolverhampton. Delantero que nunca pudo ser titular y que por consecuencia tampoco llega con mucho gol en su arsenal, pero el hecho de que venga de equipos europeos le da un plus, es importante que la directiva voltee hacia esos lados donde el nivel futbolístico es altamente superior al mexicano. Es cierto, no tiene muchos minutos o muchos goles, pero un delantero que toda su carrera ha vivido exigencia europea siempre será bienvenido.
Pero aquí viene lo bueno, pues el Atlético de San Luis realizó dos fichajes, que, a mi parecer, pueden ser llamados “bombas”. David Ochoa, el joven aclamado portero mexicano llegó al equipo de André como remplazo directo de Barovero, un portero que tiene todo para competir por un puesto en la selección mexicana. Por primera vez, la directiva apuesta por un joven que si tiene proyección internacional y no por cartuchos quemados de la liga de expansión.
El segundo fichaje, Mateo Klimowicz, un joven argentino-alemán que viene del Stuttgart de Alemania, joven que tiene demasiada proyección y que pinta para romper la liga mexicana. Un joven de 22 años que puede llegar al Atlético de Madrid y que sin duda se convierte en el mejor refuerzo del cuadro potosino, en cuanto talento y proyección se refiere. A estos futbolistas se suma el central, José García y el lateral izquierdo, David Andrade.
Desde que llegó Rodrigo Incera a la dirección deportiva del Atlético de San Luis, el equipo presentó muchas inconsistencias. Su ideología no era reforzar, era remplazar, si tenías un delantero bueno, lo vendías para traer otro, en lugar de traer uno nuevo para reforzar al que tenías. Ese problema siempre ha existido, sin embargo, en esta ocasión se mostró menos, es cierto, se fue Waller y Abel, pero llegaron dos futbolistas para cada una de las posiciones, cuatro futbolistas con cartel ¿lo mejor? Se trata de dos mexicano y dos extranjeros.
Finalmente, yo apostaría por un 4-2-3-1 como esquema de juego. Barovero en la portería, Andrade y Chávez como laterales, así como Bilbao (que regresa de su lesión) y León en las centrales, este último aún se encuentra en rehabilitación por lo que todo indicaría que será Piñuelas quien acompañe a Bilbao en la parte de abajo. Dos contenciones, Iniestra como el clavado y Dourado el que tenga salida, un enganche entre medio campo y ataque que sería Klimowicz, aunque el refuerzo aún no cuenta con su pasaporte de trabajo, por lo que esa posición será para Villalpando. Vitinho y Murillo como volantes y Bonatini al ataque como punta.
Atlético de San Luis vivirá un torneo que promete, que ilusiona, con caras nuevas que pretenden aportarle ese dinamismo que André Jardine necesitó el pasado torneo.