Cada habitante de Ciudad Valles tiene una historia que contar, por eso el Gobierno Municipal estará, durante el mes de agosto, reconociendo la vida y obra de las personas más longevas.
Estás visitas fueron realizadas con el apoyo de las Dirección del Adulto Mayor y Participación Ciudadana, en el marco del festejo del Adulto Mayor el 28 de agosto.
Por ello les presentamos la primer historia se trata de Don Leopoldo Izaguirre Ramírez, quien cuenta con 101 años de edad. El vive en el ejido La Estribera.
Recostado en un sillón de palma, cuidado amorosamente por su nieta Brenda y su sobrina Olivia, quienes le proporcionan todo lo necesario para que esté cómodo, ya que actualmente se encuentra en reposo , por una operación de cadera que tuvo de una caída, aún lúcido, comienza a platicar su historia de vida.
Nació el 15 de noviembre de 1920, en un ranchito llamado «El Potrero Vidales» cerca del ejido La Estribera. Su madre se llamaba Tomasa Ramírez Batres, quien tenía cinco hijos, al enviudar se juntó con Patricio Torres, y al quedar embarazada de Leopoldo, la abandona a su suerte, por lo que tuvo que trabajar en casas para subsistir con sus hijos.
Recuerda que a los diez años venían a La Colmena, dónde conoció a Don Juan del Campo y a doña Inés, dónde barrían y lavaban, y a cambio les daba ropa.
Sus medios hermanos tenían el apellido Izaguirre, quedándose también con este apellido.
Al paso de los años se volvió jornalero, sembraba maíz, frijol y caña, así mismo estuvo de rancho en rancho hasta que se asentó de forma definitiva en el ejido La Estribera, por los años 70.
A los 20 años se casó con María Torres, con quién tuvo dos hijos, y lamentablemente en el segundo parto falleció al igual que el bebé. Un año después se casa con Escolástica Pineda, con quién tiene cuatro hijos; en la actualidad ya no vive su esposo y solo sobrevive un hijo.
Al día de hoy, Leopoldo tiene nietos, biznietos y tataranietos. A los 85 años aún seguía sembrando frijol y montaba a caballo, por lo que siempre fue un hombre fuerte.
Durante su vida conoció muchos personajes, cómo caciques, presidentes municipales, y en especial vivió la época de los «Garreros», gente que enviaba Saturnino Cedillo, para despojar a la población de sus prendas de vestir, así como de frijol y caballos.
Leopoldo no tiene diabetes, hipertensión u otro padecimiento. A sus 101 años, dice ser feliz, le dan de comer lo que le gusta, café con leche, coca, gorditas hechas a mano de huevo verde, galletas, y ya planea la fiesta de su cumpleaños en noviembre.
Espera que Dios le permita vivir más años y seguir disfrutando a su familia.
Seguiremos informando.