Todos en algún momento de la vida hemos sido víctimas de las cosquillas, ya sean provocadas o por roses involuntarios que provocan risas en nosotros, Estas pueden presentarse en distintas partes del cuerpo, principalmente se presentan en el área de las costillas, axilas y plantas de los pies. También son vistas como una manera de juego entre personas que comparten vínculos, como lo es entre padres e hijos, hermanos, las parejas sentimentales, entre otros.
Muchas personas son menos tolerantes ante las cosquillas, por ello tanto son una arma de tortura como un simple juego para molestar. La razón por la que nuestro cuerpo tiene esta reacción es que es un mecanismo de defensa involuntario o primitivo que busca alejarnos de cualquier peligro, por ello cuando sentimos alguna sensación de hormigueo tratamos de ver que es lo que lo provoca.
Si alguna vez notaste porque nosotros mismos no podemos hacernos cosquillas, es porque nuestro cerebro esta consiente de los movimientos que estamos haciendo, para tratar de hacernos cosquillas. Como estamos conscientes de estos movimientos no surge una respuesta, por lo que no sentimos cosquillas. Para que se provoquen las cosquillas se tiene que pasar por dos partes del cerebro, la parte somatosensorial que es la encargada de sentir el tacto y la corteza cingulada anterior, que gestiona si la reacción es agradable.
Las cosquillas aunque parezca asombroso, pueden llegar a ponernos en riesgo. Ya que las cosquillas pueden manipular la regularización de los músculos que controlan la respiración. Estas alteraciones pueden causar espasmos y en el peor de los casos asfixia. Estas también pueden causar un paro cardiaco provocado por estrés que algunos sufren por las cosquillas, esto puede pasar solo si la persona tiene alguna enfermedad en el corazón. Ambos casos son muy extraños en el mundo de la medicina aunque no se descartan las posibilidades de que existan.