Un auténtico calvario sigue en el Distribuidor Juárez, a pesar de la construcción de los dos nuevos brazos, en 2020, que intentaría dar fluidez a la vialidad de la carretera México 57 y Rioverde 70, largas filas de autos siguen en ambos accesos.
Ha pasado ya un año y medio de aquella obra que se tenía contemplada para eliminar el cuello de botella que en los accesos al Distribuidor Juárez se formaban con el tráfico que llegaba a esta rotonda para ingresar hacia la Avenida Salvador Nava.
La logística no fue la correcta y el tiempo lo ha dejado al descubierto, pues, la cantidad de carros que llegan para tomar la subida a los nuevos brazos… es la misma; en lo alto de esta obra se juntan los cientos de autos que transitan por las carreteras 57 y 70, esto provoca que rápidamente se alarguen las filas y hace lento el tráfico.
Algunos optan por no subir y entrar directamente al Distribuidor y continuar por la lateral, razón por la cual, un nuevo martirio espera cuando se intenta incorporar a los puentes, justo pasando el terreno donde fuera la antigua Central de Autobuses.
Es ahí cuando el descontrol se maximiza por el flujo de carros, que en ese punto, se hace mayor, puesto que ya están incorporados los que provienen de las carreteras México, Rioverde y Matehuala.
Esto es el resultado de la obra de 250 millones de pesos que se anunció con bombo y platillo, como la solución a los problemas de movilidad, para los trabajadores de las Zonas Industriales.
Lo cierto es que debido a una mala planeación, los tiempos de traslado aumentan al doble por la lentitud que se hace en estos puntos clave de paso de miles de potosinos.
Seguiremos informando