El 31 de julio es una fecha de suma importancia para la fe católica y es que, en este día, se recuerda a San Ignacio de Loyola, un santo que representa una de las referencias más relevantes del catolicismo y que es considerado como el patrono de los Ejércitos Espirituales.
En esta fecha, los fieles acostumbran acudir a los templos a realizar la bendición de cubetas de agua que, según afirman, después son utilizadas para combatir diversos males de cuerpo a través de la ingesta o el uso tópico de la misma.
San Ignacio de Loyola es recordado como el fundador de los Jesuitas y entre los fieles católicos se le considera el mejor antídoto contra maleficios, duendes y brujas. Sus fieles lo adoptan con cariño y aprecio pues, aseguran, su poder milagroso es empleado para proteger las casas contra los asedios e infestaciones del diablo y sus agentes. Por lo general se coloca su estampa detrás de las puertas principales de casas, departamentos o negocios, con lo que se impide el paso de todo ente maligno o energía negativa.
La historia dice que nació el 24 de diciembre 1491 en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, al noroeste de España, siendo el más joven de 11 hermanos, tres hijas y ocho hijos. Durante toda su juventud se desempeñó como militar, sin embargo, su fe y si devoción por la palabra de Dios lo llevaron a convertirse en santo luego de que, a los 25 años, resultara gravemente herido en una batalla, lo que lo llevó a retirarse y a dedicarse de lleno a la vida espiritual.