Para algunas personas es muy fácil considerar lunática a aquellas personas que hablan con sus perros. Si haz tenido una mascota en tu vida seguramente le hayas hablado alguna vez, más allá de darle órdenes también puede que le hayas atribuido una personalidad completa y hayas tenido conversaciones enteras con él. Y probablemente alguien te haya encontrado hablando con tu perro, como si lo hicieras con un amigo o un familiar.
Por otra parte si nunca has podido compartir tu vida con una mascota, pensarás que aquellas personas que hablan con sus perros son unos chiflados, y que tienen la misma salud mental que la loca de los gatos. Pero no se puede estar más equivocados los que mantienen auténticas conversaciones con sus amigos peludos son en realidad más empáticos e inteligentes que los que no lo hacen.
El proceso de otorgar características humanas a animales e incluso a objetos se llama antropomorfismo. Desde siempre, el antropomorfismo ha sido tratado como un signo de infertilidad o estupidez, pero en realidad es un su producto natural de la tendencia que hace que los humanos sean especialmente inteligentes en este planeta.
Ninguna otra especie tiene esta tendencia. Eplay es el autor Mindwisse: cómo entendemos lo que otros piensan creen sienten y quieren y posiblemente el principal experto en antropomorfismo del mundo. Aunque no nos damos cuenta o no antropomorfizamos objetos y eventos todo el tiempo.
Lamentablemente esta opinión es errónea y desafortunada. Reconocer la mente de otro ser humano implica los mismos procesos psicológicos que reconocer una mente en otros animales, un Dios o incluso un artilugio. Es un reflejo de mayor capacidad de nuestro cerebro en lugar de un signo de de estupidez.
Especialistas en la salud dicen que el primer paso para la antropoformización está en nuestro cerebro, que está programado para ver caras en cualquier parte. Nuestro desempeño en la vida se basa en descifrar el rostro de los demás: saber cuando alguien está enfadado, cuando alguien está prueba de lo que hacemos.
La necesidad de ver y encontrar caras hace que las veamos en objetos e incluso en animales. Y si vemos una cara humana en ellos el siguiente paso es atribuirles una personalidad y si tienen personalidad, por supuesto que tenemos que hablar con ella.
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