Nueva York volvió a sentir la emoción de las aglomeraciones turísticas en la esperada apertura de Little Island, un oasis de casi una hectárea que flota sobre el río Hudson y que ha tardado siete años en erigirse desde que lo ideó el magnate mediático Barry Diller, su principal financiador.
La isla fue construida sobre los pilares del antiguo Pier 54, conectado a Manhattan por una pasarela que llevará a los visitantes del moderno Meatpacking District al sitio donde fueron llevados los sobrevivientes del Titanic y de donde partió el Lusitania.
Con 350 especies de flores, árboles y arbustos repartidos entre colinas y explanadas verdes con vistas a Manhattan, a las que se añade una plaza con “food trucks” y un anfiteatro con vistas al atardecer que estrenará programación en junio, la Gran Manzana sumó hoy un incentivo más a su reapertura planeada para el verano.
“Espero que Little Island sirva como un oasis enigmático para cualquiera que lo visite, un lugar donde dar un paseo y quedar felizmente sorprendido con cada vuelta, recostarse y pacer en el paisaje, y ser entretenido, educado y estimulado por nuestra programación”, dijo en un comunicado Diller, uno de los fundadores de la Fox.
El diseño estuvo a cargo del arquitecto británico Thomas Heatherwick, creador de la polémica escultura turística The Vessel, una compleja escalera en espiral de brillos metalizados y 45 metros de altura que conduce a ninguna parte en el centro del lujoso y cercano barrio de Hudson Yards.
Los Diller-Furstenberg, que tienen mucha influencia en la zona oeste de Nueva York, se han involucrado como mecenas en importantes atracciones turísticas como el High Line, el Whitney Museum o el Museo de la Estatua de la Libertad, dicen, porque aman el “arte y los espacios públicos” y son “afortunados de tener recursos”.