En el minuto 88, entre la ofensiva desesperada ya del Real Madrid y la resistencia defensiva del Atlético de Madrid, Karim Benzema sostuvo que aún hay Liga, que aún queda mucho por competir para definir el campeón del torneo, con el 1-1 de un derbi que tuvo ganado el conjunto rojiblanco, aún líder.
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No venció ninguno de los dos, si acaso el Barcelona, que se queda a tres puntos del Atlético, al que le queda por jugar el miércoles su aplazado contra el Athletic Club, y dos por encima del Real Madrid, contra las cuerdas durante más de una hora, sin una sola ocasión clara hasta que, por insistencia, rescató al menos un punto.
El Atlético de Madrid mandó desde el minuto 15 con el 1-0 que inventó Marcos Llorente, que ganó esa pelota que le había entregado ajustada Kieran Trippier. Y por visión y pausa, luego, aguantó el desmarque de Luis Suárez para ponerle a disposición el gol, que no habría sido tal sin su definición perfecta, imparable, a la altura de su dimensión incontestable.
Pero el derbi está siempre en el mínimo margen del más pequeño detalle. Pudo serlo el penalti que reclamó el Real Madrid por una mano de Felipe. Lo revisó el VAR e invitó al árbitro Hernández Hernández a ver la jugada por el monitor a pie de campo: no la consideró pena máxima.
Con el matiz esencial de que se jugó a lo que quería el Atlético hasta la hora de partido, quizá más, dentro de los parámetros que él había preestablecido, el Real Madrid resurgió en el tramo final, aunque la realidad es que fue su portero, Thibaut Courtois, el que lo sostuvo vivo en el inicio del segundo tiempo, sobre todo frente a Yannick Carrasco.
Sin Courtois, ya no habría Liga para el Real Madrid. Con él y con Benzema, también quizá por el paso atrás otra vez del equipo rojiblanco, sí la hay. Las dos primeras las detuvo, gigantesco, Jan Oblak; la siguiente, ya en el 88, la transformó el delantero francés en el 1-1, en el empate con el que sobrevive en el campeonato.